Verla hacer saltos y movimientos con la punta del pie firme y el cuerpo estirado en alguna obra de ballet como Don Quijote, Cascanueces, El Lago de los Cisnes, entre otras, ya es una faceta conocida en María Clara Ambrosini, de 18 años, que se dedica al ballet hace 16.

Esta es su primera experiencia con un protagónico en una obra de teatro en la que en vez de bailar debe memorizar textos y actuar.

“Me identifico mucho con Julieta, es una niña bondadosa, pero al mismo tiempo es rebelde, es decir que cuando hay algo que quiere conseguir, mueve cielo y tierra hasta lograrlo”, dice.

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Ella encuentra bastante similitud con la actuación y sus experiencias con presentaciones de ballet. “Se relacionan mucho porque en ambos se cuenta una historia y para hacerlo tienes que poder actuar y transmitir”.

Para ella el acompañamiento de Jaime Tamariz en su proceso actoral ha sido fundamental. “Me ha dado paso a que yo proponga mis ideas, a poner algo de mí en el personaje, lo que me ha ayudado a sentirme más cómoda, a creerme Julieta y así poder interpretarla mejor”.

En septiembre irá por un año al Ballet del Centro del Conocimiento en Argentina, premio que obtuvo luego de ganar una medalla de bronce en el concurso Valentina Kozlova International Ballet Competition, en Nueva York, Estados Unidos.