En la calle principal, que a la vez es la carretera, de Puerto El Morro está ubicada la Unidad Educativa Fiscal Jorge Yunes Huésped, que en su fachada exhibe un mural con la visión del plantel: “Ser reconocida como una institución pionera en la formación de estudiantes con alta calidad humana y académica”.

Pues esa visión comienza a hecerse realidad, ya que está entre los 150 colegios del Guayas con mejor puntaje en la prueba Ser Bachiller 2018, y que dio a conocer la revista Vistazo en su última edición. El mérito es mayor si se considera que en ese listado solo hay ocho colegios públicos, el resto son privados, y el colegio de Puerto El Morro, con 837 puntos promedio, ocupa el puesto 18 y es el primero entre los escasos públicos en la provincia; lo que le permite estar entre los 200 mejor puntuados del país, donde solo hay 10 fiscales.

La prueba Ser Bachiller mide a los estudiantes que están por graduarse de bachiller en cuatro dominios: matemático, científico, lingüístico, social y abstracto. Sus resultados sirven como parte de la nota de grado y para ingresar a la educación superior pública.

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Además de ser fiscal entre una mayoría de privados, el mérito es mayor si se considera que esta unidad educativa pertenece a un recinto, como lo es Puerto El Morro, con cerca de 4 mil habitantes, cuya mayoría se dedica a la pesca y la recolección de crustáceos. Puerto El Morro también es conocido por ser un lugar turístico para apreciar a los delfines.

La Unidad Educativa Jorge Yunes Huésped es la única del recinto, tiene 60 años de existencia, en sus inicios fue municipal, unidocente, con pocos grados y poco a poco ha ido creciendo hasta ofrecer desde educación inicial hasta tercero de bachillerato. Tiene 684 alumnos, la mayoría de Puerto El Morro; también van de El Morro, donde solo hay una escuela, pero no hay colegio.

Los primeros bachilleres salieron en el 2016; y los 23 estudiantes que lograron el alto puntaje pertenecen a la tercera promoción.

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Sus instalaciones también se han ido agrandando poco a poco; sus aulas y áreas comunes son sencillas, lucen limpias y pintadas gracias a la autogestión de los padres de familia.

Ahí todos están felices por los resultados de la prueba Ser Bachiller. “El éxito se debe a que trabajamos en equipo, nosotros como autoridades y docentes hemos adquirido un compromiso de dar lo mejor y le transmitimos eso a los estudiantes, les hacemos saber que el hecho de que estemos en una comunidad rural no nos quita que seamos iguales o mejores que los de la ciudad”, dice Francisco Palma, de 47 años, con 15 años como rector y con 24 años de servicio como docente ahí mismo. “ Soy de Guayaquil, pero me siento parte de esta comunidad”, asegura.

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La unidad educativa tiene 24 profesores y los de secundaria imparten varias materias afines para cumplir con la carga horaria. La mayoría son nativos de El Morro y muchos de ellos han sido exalumnos. “El hecho de ser profesor del mismo colegio donde estudiaste te da más sentido de pertenencia y de compromiso”, dice María Alejandro, la vicerrectora.

Pero aparte de ese compromiso y amor por la vocación, cuenta el rector que en el 2016, como resultado de una auditoría que hizo el Ministerio de Educación, se hacen al azar, a las instalaciones, a la planificación de los docentes, a los resultados con los estudiantes, obtuvieron la excelencia, “y eso nos motivó, y nos propusimos trasladar esa excelencia a nuestros primeros bachilleres y a prepararlos para la prueba”.

Daniel Leyton, profesor de Biología, explica que a los chicos se los prepara en los cuatro dominios de la prueba a través de talleres. “Aunque se imparten esos conocimientos durante todo el año lectivo, los talleres los realizamos en noviembre y diciembre, con los simuladores politécnicos, y se trabaja primero de forma grupal, para que los que más saben ayuden a los otros, y luego de forma individual. Hemos ido mejorando los resultados desde el 2016 y en los últimos talleres pusimos un valor agregado: el rendimiento en los talleres serviría de nota y eso motivó a los alumnos”.

El fuerte de los chicos es matemáticas. Keyla Jordán, una de las 44 estudiantes que se preparan este año para la prueba, dice que tenía resistencia a las matemáticas, pero que con la profesora Aída Mejillones les cogió el gusto. “Las matemáticas no son solo sumar, restar, multiplicar, dividir, es ayudar a los chicos a desarrollar su inteligencia, a que sean capaces de tomar buenas decisiones para resolver problemas”, indica Mejillones.

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Los buenos resultados, dice la vicerrectora, se deben también a la pedagogía que usan. “Aquí hacemos los círculos de estudio a través de la observación áulica, que consiste en grabar las clases y luego entre todos analizamos las fortalezas y debilidades para mejorar, y es muy importante que exista el dominio o clima del aula, que es que los estudiantes estén motivados”, explica Alejandro.

Hay preocupación también, de los 23 alumnos que dieron la prueba, solo 13 están cursando la universidad a pesar de su alto puntaje. “Por situaciones económicas y geográficas a los padres les cuesta mandarlos a otra ciudad a estudiar, y muchos se quedan ayudando a sus padres en las labores de pesca, se lamenta Leyton.

De ahí que el colegio empezó los trámites para ofrecer el año próximo, además del bachillerato en Ciencias, un bachillerato técnico agropecuario.

“De esa forma los chicos que deseen saldrían ya con herramientas directo al mundo laboral de esta zona”, concluye el rector. (I)