La repentina renuncia de un legislador republicano que abogaba públicamente contra la pedofilia y ahora es acusado de haber mantenido correspondencia de corte sexual con un menor empleado del Congreso salpica a la mayoría del presidente George W. Bush, a cinco semanas de las elecciones legislativas.
El ahora ex congresista republicano Mark Foley, de Florida, se internó en una clínica de rehabilitación para alcohólicos, informaron ayer los medios locales, en tanto que el FBI (Agencia Federal de Investigaciones) inició el estudio de un correo electrónico que presuntamente envió Foley a un pasante de 16 años del Congreso, así como otros mensajes a más jóvenes.
Los pasantes son jóvenes estudiantes de secundaria que trabajan como mensajeros o en labores administrativas.
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Según la cadena ABC, que dio a conocer la noticia, el ex pasante se quejó de los correos electrónicos que recibió del ex congresista que llevaba seis periodos parlamentarios y dirigió la Comisión de Niños Desaparecidos y Explotados.
El Partido Republicano de Bush intenta detener la tormenta política que lo perjudicaría en la elección parlamentaria de noviembre y que se suma al daño ocasionado por las revelaciones sobre la guerra en Iraq del nuevo libro del periodista Bob Woodward.
Foley, un renombrado combatiente contra la pornografía infantil en internet, se enfrentaba a la posibilidad de ser procesado por las leyes contra el abuso sexual de menores que ayudó a promulgar.
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El legislador envió a la cadena televisiva WPBF una carta diciendo que los “episodios” que llevaron a su renuncia el pasado viernes han “evidenciado” sus problemas emocionales y de alcoholismo.
Los demócratas acusan a los republicanos en el Congreso de querer limitar el daño electoral encubriendo el escándalo, que les ha ofrecido la inusual oportunidad de acusar a sus rivales en el tema de los valores morales, importante para su base conservadora.
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El FBI investiga si Foley violó alguna ley federal al enviar los mensajes electrónicos a menores.