Desde que en 1989 el escritor británico de origen indio Salman Rushdie fuera condenado a muerte por su libro Los versos satánicos, considerado blasfemo en el mundo islámico, varios incidentes relacionados con la religión han desatado la indignación del mundo musulmán.

El más reciente: la publicación de una cinta burlesca sobre el Mahoma colgada en YouTube y que ha desatado una ola de protestas, desde el pasado lunes, en países de mayoría musulmana con asaltos a embajadas de EE.UU., Alemania y Reino Unido que han dejado unos diez muertos, entre ellos al embajador en Libia, Christopher Stevens, y cientos de heridos.

Sobre estos últimos acontecimientos, el ministro jordano de Información, Samih Maayta, señala que “ofender al profeta Mahoma, al islam y a las religiones representa una violación de la Constitución y leyes de todos los países del mundo (musulmán)”.

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Mientras que el líder salafista (rigorista del islam) Saad Hunaiti observa que “no es aceptable lo que ha ocurrido, porque no se trata de un caso individual sino de la continuación de sistemáticas ofensas contra los musulmanes que han durado décadas”.

La ira desatada por el filme, bajo el argumento de que denigra a los musulmanes y ofende al profeta Mahoma, se respalda en la religión. Según Mariano Aguirre, director del Centro Noruego para la Construcción de la Paz, los países árabes tienen un “profundo nacionalismo religioso que está inmerso en la población y en la cultura política”.

El islamismo fue fundado por el profeta Mahoma (570 a 632 d.C.) en Yatribe ( actual Medina, en Arabia Saudita). El islam significa “sumisión a Dios”, y los seguidores de esta religión son llamados mahometanos o musulmanes (el que se entrega en cuerpo y alma a Dios).

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Las principales zonas de influencia islámica están en África, Asia, Europa y América, y cuenta con 1.500 millones de adeptos en unos 60 países. Sus textos sagrados o cimientos de la doctrina islámica son el Corán (revelaciones divinas de Mahoma), la Suna (proverbios morales y anécdotas) y el Ijma (señala la creencia).

Mary J. Deeb, experta en el islam de la American University de Washington, señala que la mayoría de los musulmanes es secularista en el sentido de que ellos ven que la política y sus creencias pueden ser separadas. Dentro de esta práctica religiosa hay quienes pueden representar una parte oscura, como los talibanes, que comparten una doctrina extremista del islam. Ellos realizaron los ataques a EE.UU. en el 2011.

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Los talibanes son muy apegados a la yihad (guerra santa) contemplada en el islam y que garantiza el ingreso al cielo a quienes mueran por su credo.

La red terrorista Al Qaeda, aliada de los talibanes, se atribuyó ayer el ataque en el que murió el embajador Stevens y aseguró que lo hizo en venganza por el asesinato de su “número dos”, en junio pasado. Pidió, además, a los musulmanes que se unan para continuar las protestas y lograr el cierre de las sedes de Estados Unidos en sus países.

Al Qaeda –una organización de células paramilitares, yihadistas, que emplea prácticas terroristas– se plantea como un movimiento de resistencia islámica alrededor del mundo.

La ofensa a la religión que se tomó como la principal causa de las recientes manifestaciones contra las embajadas de EE.UU. también podría beneficiar y aumentar la influencia de otros grupos como los salafistas, dispuestos a movilizarse para defender al islam y que disponen de un mayor margen de maniobra desde la Primavera Árabe.

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Los salafistas irrumpieron en el escenario político egipcio al lograr casi el 25% de los escaños en el Parlamento, en segundo lugar detrás del movimiento islamista Hermanos Musulmanes (organización política).

Los salafistas se agrupan en pequeñas formaciones heterogéneas y tienen un mensaje más religioso y social que se centra en la defensa del dogma. “Su discurso político es embrionario. Su prioridad es la reforma socio-religiosa”, explica Stephane Lacroix, autor de varias publicaciones sobre el salafismo.

Añade: “Los salafistas son más proclives a alentar estos disturbios callejeros en los países donde no están asimilados en el panorama político”, como Túnez o Libia. Sin embargo, al parecer, no solo los salafistas estarían alentando las manifestaciones, también los Hermanos Musulmanes, que estarían manejando un doble discurso.

Según la Embajada de Estados Unidos en El Cairo, mientras el movimiento condenaba la violencia en inglés, en árabe llamaba a los egipcios “a levantarse”. Tuits de la cuenta oficial en árabe de los Hermanos Musulmanes registraron mensajes aplaudiendo las manifestaciones violentas. Uno de ellos señalaba: “Egipcios, levántense por la victoria del profeta frente a la Embajada de EE.UU.”.

Según analistas, esto refleja que pese a la ayuda dada por Estados Unidos, los fundamentalistas islámicos harían algo malo tarde o temprano.

En un artículo en el diario español El País, el analista Javier Valenzuela deduce que los EE.UU. de Barack Obama pagan el profundo resentimiento que le guarda el mundo árabe desde la administración de George W. Bush, con la invasión a Irak, las barbaridades de Abu Graib y Guantánamo, y una forma brutal de combatir el yihadismo.

Destaca que fue Obama quien propuso una reconciliación con el mundo árabe y musulmán, que apoyó la Primavera Árabe y que ha expresado una voluntad de cooperar con los gobiernos islamistas, supuestamente moderados, surgidos de los comicios democráticas en Túnez y Egipto, y ahora paga el precio de años de desprecio, denigración y apoyo a regímenes autocráticos.

En tanto, el analista José Ignacio Torreblanca cree que el debate sobre la tolerancia religiosa, la blasfemia y la libertad de expresión ha dejado de ser posible ya que se ha convertido en un elemento más en una estrategia de confrontación compartida por los extremistas a ambos lados.

Incidentes: Contra musulmanes
2002
Poco después de los atentados del 11 de septiembre del 2001 en EE.UU., la reportera italiana Oriana Fallaci publicó La rabia y el orgullo, en el que comparaba a los “hijos de Alá” con las ratas.

2005
Decenas de miles de musulmanes salieron a las calles en varios países a protestar por la publicación en el diario conservador danés Jyllands Postem de doce caricaturas acerca de Mahoma.

2006
El papa Benedicto XVI citó en un discurso una frase que señalaba a la religión mahometana como “malvada e inhumana”.

2011
Islamistas se indignaron por un video de dos pastores de una iglesia de Florida (EE.UU.), Terry Jones y Wayne Sapp, en el que se quemaba un Corán (libro sagrado musulmán).