El panameño Roberto Durán entró al boxeo solo porque quería comprarle una casa a su madre y terminó convirtiéndose, según muchos, en el peleador más grande del mundo.

Manos de Piedra, de 64 años, contó a ESPN que hoy su mejor pasatiempo es firmar autógrafos, contar chistes, cantar y tocar el güiro o las maracas, labores que con el tiempo le permitió su éxito en el deporte de los puños, profesión a la que, asegura, no le debe nada.

“Soy franco, me metí al boxeo solo porque quería hacerle una casa a mi mamá, después que la conseguí me iba a retirar, a mí no me interesaba el boxeo; pero mi entrenador me dijo que podía tener muchas cosas más”, rememoró el Cholo.

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Afirmó estar en paz con este deporte. “El boxeo no me debe nada a mí ni yo le debo nada, estamos parejos. El boxeo me dio fama y fortuna y yo le di toda mi sabiduría”, reflexionó.

Acerca de si es mejor que el mexicano Julio C. Chávez, dijo: “Él mismo ha dicho que Roberto Durán es el más grande. Gané seis títulos mundiales diferentes en todos los pesos y Chávez no subió mucho de peso. La prensa dice que soy el mejor de todos los tiempos”. (D)