Simone Biles, consagrada en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 como una de las mejores gimnastas de la historia, terminó su año de gloria montada en un carrusel de fiestas, giras y promociones que la han hecho pisar la alfombra roja, subida a unos tacones, más veces de las que ha recorrido descalza el tapiz blanco de entrenamiento, según afirma una nota que recoge el diario deportivo AS, de España.