“Yo soy un hombre de lesiones raras”, le confesó –como si no se supiera– Rolando Zárate en mayo del 2011 a la ahora desaparecida revista El Gráfico. En la extensa entrevista el argentino relató su largo historial de percances físicos, sufridos en casi todos los equipos donde jugó a medias. Fracturas de cadera –en el 2005 “esta se me salía de lugar”, contó Roly–, en la columna, vértebras que se desplazaban, extensas convalecencias que implicaban ausencias prolongadas –una hasta de ocho meses– en Vélez Sarsfield, Tigres, Monterrey y River Plate.