Una señal de advertencia de peligro, justo enfrente del acceso al área de piscinas del complejo Cuatro Mosqueteros, es más que un mero aviso que previene sobre los pedazos de cristal roto de una oficina. Luce, en realidad, como una exhortación a guardar el máximo cuidado cuando se pone un pie en las vetustas instalaciones del sitio, administrado por la Federación Deportiva del Guayas.

A quien conozca su triste presente, hoy le resultaría imposible creer que alguna vez dicho recinto, ubicado en la ciudadela Sopeña, albergó las pruebas de saltos ornamentales del Mundial de Natación de Guayaquil 1982. En el ahora maltrecho escenario, Greg Louganis –el mejor clavadista de la historia– ganó oro en la plataforma de 10 metros al obtener calificación perfecta.

Hoy, al estadounidense se le dificultaría subir a la torre porque el ascensor que conduce a cada una de las plataformas (10, 7,5 y 5 metros) no ha funcionado por décadas al estar destruido. El también exmonarca olímpico Louganis tampoco podría ascender por las escaleras, porque los resquebrajados peldaños que llevan a la cima de cada una de las etapas de la estructura vertical solo pueden ser usados por un grupo de contados y aventurados nadadores –principalmente de escuela y de la selección juvenil–.

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Además, “no cualquier usuario” puede pagar un boleto e ingresar al complejo Cuatro Mosqueteros, aclaró a este Diario Pierina Correa, presidenta de la Fedeguayas, quien enfatizó el alcance privado del organismo y de sus instalaciones.

Y si poniéndose en riesgo se accede a lo más alto de la fosa de clavados, puede dar terror ver hacia abajo; no por el vértigo que pueda producir la altura, sino por lo descolorido de los azulejos, afectados por el moho y el paso del tiempo (menos en la parte central de la piscina). Ahí, no obstante, se practican todavía otros deportes acuáticos, como el waterpolo.

Pero según Fedeguayas, las únicas “competencias” que tienen lugar en dicha instalación son los selectivos locales y nacionales de clavados, toda vez que esta disciplina, según cree Miguel Moncayo, jefe de prensa del ente, “está en desarrollo a nivel nacional” (‘en desarrollo’, pese a que ya en 1939 Ecuador ganó la primera de varias preseas de oro sudamericanas en saltos ornamentales).

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Encima, el túnel que permitía observar , a través de un vidrio y transmitir por TV lo que sucedía bajo el agua al caer un clavadista –como se hizo en el Mundial–, perdió ya su función original. Su acceso está deshabilitado, “porque los niños (que van al complejo) son traviesos”, explicó un guía durante un recorrido de este Diario porque se excusó de hacerlo Andrés Rugel, encargado del recinto.

Con bloques de cemento, por si no bastara el nivel rudimentario de la locación, se improvisa y se hace contrapeso en algunos de los trampolines, que tampoco reflejan cuidado en sus ya grises y gastadas superficies. No han bastado ni los más de $ 375.000 gastados en 2017 por mantenimiento del complejo ni los más de $ 153.000 utilizados hasta julio pasado.

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“La esencia (el agua que llena las dos piscinas, de la fosa de clavados, y la calidad del líquido) está puesta. Nos gustaría tener muchísimo más dinero para pintar todos los escenarios, pero no hay. Al final, la pintura es maquillaje y a eso no se le ha dado prioridad”, dijo Rosa Edith Rada, administradora general de Fedeguayas. (D)