Es indiscutible que Jürgen Klinsmann, “el gran nombre” que tenía la Federación Ecuatoriana de Fútbol para dirigir a la Selección mayor, el candidato elegido para liderar “un proyecto de cambio de mentalidad, de filosofía de trabajo”, como declaró el 16 de octubre anterior Francisco Egas, presidente de la FEF (sin nombrarlo pero sin negarlo), revisaba al mismo tiempo los términos del preacuerdo del contrato que lo uniría al balompié nacional y la oferta del Hertha, aceptada el jueves anterior. La propuesta del club de Berlín no pudo llegarle de un día para otro.

La seguridad del directorio de la Ecuafútbol –donde algunos miembros dicen no haber sido informados de las negociaciones e incluso uno de ellos aún aboga para que se principalice a Jorge Célico– respecto de la llegada de Klinsmann hizo que Jaime Estrada dijera, también sin dar el nombre, pero tampoco lo refutó, que el entrenador  de la Tri “es de origen europeo (16 de octubre)” y que “prácticamente” había un preacuerdo con el germano.

Encontramos piedras en el camino. Con algunos (DT) hemos encontrado exigencias y condiciones que no podíamos aceptar. Francisco Egas, presidente de la FEF

Pero ¿en qué momento se fue a pique la negociación con el alemán? ¿Qué tan complicadas eran de cumplir sus condiciones, llamadas “piedras en el camino” por Egas? Hace 24 días, según Estrada, solo “compromisos formales y comerciales que deben cumplirse” eran la razón del retraso del anuncio del nombre del entrenador.

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Del optimismo de tener al nuevo estratega de la Tricolor en las gradas del estadio de Elche (España) como testigo –lo que no ocurrió– del amistoso con Argentina (perdido 6-1, el 13 de octubre pasado), al lunes 4 de noviembre hubo un cambio drástico. Ya la certeza era otra: Klinsmann estaba descartado. Así lo confió una fuente de la FEF a este Diario, quien pidió la reserva de su identidad.

Este funcionario de la Federación reveló que el martes, en la reunión del directorio, Egas les dijo a los integrantes: “No viene Klinsmann”. Posiblemente el conductor técnico de Alemania en el Mundial 2006 y de Estados Unidos en Brasil 2014, acostumbrado a vivir en California y con el deseo venir a Ecuador solo en los días previos a los partidos, nunca tuvo la intención de firmar con la FEF.

Informe en inglés

Sin embargo, el exdelantero recibió un precontrato elaborado en inglés por un grupo de abogados de la FEF y, como cuenta la fuente de este Diario, en el avión que trajo de regreso a la Selección desde Elche, un directivo del América le confirmó a Célico –que dirigió como interino– que después de esa fecha FIFA ya se haría cargo Klinsmann. Incluso, el cuerpo técnico de Célico planificó la entrega al alemán de un informe, también en inglés, de los partidos en los que el entrenador de la juvenil había estado en el banquillo de la mayor.

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Hubo sucesos que tras la vinculación de Klinsmann al Hertha como asesor ejecutivo hacen inferir que el alemán, que supuestamente en algún momento de octubre ya iba a tener las riendas de la Selección, que dirigiría en las fechas FIFA del 14 y 19 de noviembre y que “en 48 horas” iba ser oficializado, no tenía a Ecuador como su principal opción de trabajo.

Aunque el periódico Bild, de Alemania, filtró que el sueldo anual de Klinsmann sería de $4,5 millones, la primera “piedra en el camino” para Egas habría estado en una pretensión mayor del técnico de 55 años. A través de su representante habría aclarado: “Por menos de $8 millones no me muevo a Sudamérica ni a México (de donde aparentemente un club de enorme poder económico lo sondeó)”. Esta versión es de la fuente que labora en la FEF.

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No pagar impuestos

Pero el asunto financiero no se destrabó y ya para el lunes anterior el pago de impuestos de Klinsmann al fisco ecuatoriano fue determinante para que la Ecuafútbol se rindiera. “El tema de los impuestos fue analizado a fondo”, narró la fuente, porque el nuevo empleado del Hertha pretendía que él y los diez integrantes de su cuerpo técnico no tuvieran que cumplir con sus obligaciones con el Servicio de Rentas Internas sobre sus ingresos. Ese rubro debía ser asumido por la FEF.

Según la fuente, eso incrementaría los gastos de la Federación, que iba a pagar una tercera parte del salario del alemán ($1,5 millones) y el resto lo cubriría la empresa privada. Los “pequeños detalles” fueron insalvables para la FEF. (D)