Para quienes amamos el deporte, lo hemos practicado, lo seguimos muy de cerca y conocemos su historia y sus necesidades, es muy preocupante la idea de querer convertir en parque acuático las piscinas del Forestal. La natación de Guayas, y de Ecuador, pasa por muy mal momento. La juventud está cercada por la plaga de la drogadicción y el deporte es el único antídoto que puede funcionar contra ese azote.

Lamentablemente, muchas autoridades no lo ven así. Es urgente rescatar las piscinas y darles el uso natural para el cual fueron construidas: servir a la natación. Es hora de reaccionar.

Debe haber la predisposición de las autoridades municipales para entender los argumentos que se expresan para recuperar esa instalación y ponerla al servicio de la niñez y de la juventud con la ejecución de verdaderos programas de masificación y no tener elefantes blancos como han sido algunas instalaciones deportivas de Guayaquil.

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Confiemos en que haya la suficiente sensibilidad en el Municipio para que se rectifique la idea (hacer un parque acuático donde está el complejo de piscinas) en aras de que el deporte no pierda un escenario edificado para el Mundial de 1982.

Si pudiera conversar con la alcaldesa le diría, creyendo en su sensibilidad, que la natación es un deporte que le dio muchas glorias al país, que es parte de la identidad de los guayaquileños, siendo esta una ciudad puerto.

Y aparte de ser un deporte, aprender a nadar es una necesidad vital. Hay principios no negociables y entiendo que desde la Alcaldía se ha emprendido un plan para que los niños y jóvenes se alejen de las drogas y esto se logra teniendo más escenarios deportivos.

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Sobre por qué la Secretaría del Deporte no se interesó en salvar las piscinas, se debe a una problemática muy arraigada: la de tener malos dirigentes. En ese sentido la Fedeguayas se volvió en el peor ejemplo de lo que no debe ser una entidad deportiva: ha sido saqueada por malos funcionarios. De alguna manera eso ha hecho que mucha gente piense que el deporte es una mala palabra.

Además, ha habido desidia gubernamental. El Estado está en mora en casi todas sus obligaciones con el deporte y no me refiero únicamente a los programas de Alto Rendimiento, hablo de todo lo que es fomentar la práctica del deporte en alumnos de escuelas y colegios.

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Cada vez se ve menos deporte, pero sí más celulares y más drogas. Muchos de nuestros niños y jóvenes tienen hipotecado su futuro y cada uno debe asumir sus responsabilidades. Hay gente improvisada y corrupta que le hace daño al deporte.

Otra vez en el caso de Fedeguayas, los interventores del Estado son los responsables de poner en claro los resultados de las cuestiones irregulares que encuentren. Hay que aplicar correctivos y a las autoridades de control les tocará establecer sanciones y responsabilidades.

Pero en la Federación está pasando lo que ocurre en Barcelona: el presidente que entra no quiere mirar hacia atrás. Patean la pelota hacia adelante y no les importa lo que ocurrió antes. Piensan: “La historia la empiezo a escribir yo”, y no puede ser así cuando de por medio hay recursos del Estado y una juventud que se sacrifica.

No se puede matar al deporte con el pretexto de “yo no quiero mirar hacia atrás”, “no me quiero comprar ese problema”, “no quiero ganarme enemigos” (respecto de una declaración hecha en septiembre del 2019 por Roberto Ibáñez, presidente electo de Fedeguayas: “Es necesaria una auditoría, pero yo no voy a perder mi tiempo en lo que aparece en esa auditoría –a la gestión de Pierina Correa–, yo quiero trabajar en lo que me corresponde en adelante. ¿De qué me sirve estar pendiente de algo que ya pasó?)”.

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La función del dirigente es señalar responsabilidades y no asumir cargos con beneficio de inventario. Si yo me hago cargo de la presidencia de Fedeguayas y encaro el reto de cambiar la historia de la Federación, debo hacerlo señalando a los que mermaron su patrimonio, a los que le hicieron daño, para que sean las autoridades judiciales las que establezcan sanciones. (O)

La función del dirigente deportivo es señalar responsabilidades. En el caso de Fedeguayas, a los que mermaron el patrimonio de la institución, para que la justicia los sancione".