Siendo un adolescente, Alberto Sánchez Varas (nacido en Guayaquil, en 1946) se unió a EL UNIVERSO como periodista deportivo. Y cuando aún era un niño se inició en el oficio periodístico del que, a pesar de ser ingeniero comercial de profesión, no se ha desvinculado. Para este Diario cubrió seis de las quince coronaciones nacionales de Barcelona (1963, 1966, 1970, 1971, 1980 y 1981), la obtención del primer boleto para un club de Ecuador a segunda fase de la Copa Libertadores (Emelec, en 1968), y fue coordinador general del primer torneo barrial de fútbol organizado por este Diario, en 1969. Miembro de la Academia Nacional de Historia es autor de 1835-2010. Nuestra historia (del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil), La aviación y los aeropuertos de Guayaquil, Historia del Comité Olímpico Ecuatoriano, entre otros títulos. Sánchez Varas, quien estuvo en los festejos por los 50 años de fundación de EL UNIVERSO, en 1971, habla del periodismo de antaño y del de hoy y cuenta anécdotas de su prolongada vida laboral.

¿Es el periodista deportivo activo más antiguo del país?
Lo entiendo así, creo que sí. Pero, claro, no solo hago periodismo deportivo, aunque más fama haya tenido en esa área. Incluso en Diario EL UNIVERSO participé de muchas secciones.

¿Cómo fueron sus inicios?
Empecé a los 12 años. En el colegio Cristóbal Colón teníamos un periódico mural que se hacía con mimeógrafo, un aparato que se usaba mucho en aquella época para imprimir a un costo relativamente económico. En 1958 entré a Horizontes deportivos, el único programa radial de este tipo los domingos, de 21:00 a 22:00, en Atalaya, con Ricardo Chacón y Ralph del Campo. Yo estaba suscrito a revistas del exterior que me llegaban por correo, por lo que tenía mucha información internacional. Por esa época hubo interés porque grandes figuras sudamericanas se iban al fútbol europeo. Yo contaba con el calendario de juego de las principales ligas del mundo y además tenía acceso a una radio alemana de onda corta, en la que escuchaba los resultados. Recibí la invitación para pasar los datos en el programa. Tenía buena sintonía. En una ocasión estuvo en Atalaya Manolo Mestanza, quien era de El Telégrafo. Él me dijo que llevara tales datos allá y colaborara, con 14 años de edad. A los 15 ya ganaba algún viático, que para mí era una fortuna. Después, Jaime Rodríguez Peñafiel, quien fuera director de la página deportiva de EL UNIVERSO muchos años, me invitó al Diario. Yo estaba en sexto año de colegio. Colaboraba; era menor de edad y no podía ser de planta. Apenas me gradué me dieron el nombramiento en el periódico; tenía 17 años aún.

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¿Algún recuerdo imborrable de sus primeros años?
Mis dos primeras misiones internacionales, que fueron en mayo de 1964, en Caracas y Santiago. Barcelona jugaba Copa Libertadores. Recién al mes siguiente cumplí los 18 años. Es uno de mis recuerdos inolvidables: la primera salida al exterior como periodista. Dos acontecimientos, realmente. Me desarrollé como periodista deportivo y más o menos en 1970 o 1971 comencé a participar de la sección de Eventos. Al graduarme de la universidad empecé a colaborar en Información General, en Economía. Así transcurrió mi carrera, hasta diciembre de 1982, unos 19 años si contamos desde que empecé como colaborador externo en 1963. Son recuerdos muy gratos. He mantenido una buena relación con el Diario. Nunca me desligué de la página deportiva.

Entre los años 60 y 80 cubrió las coronaciones de Barcelona.
Me tocó cubrir desde el título de 1963 (hasta el del 1981), cuyo partido se jugó el 26 de enero de 1964. Debía cubrirlo Pancho Doylet, pero se indispuso.

¿Qué anécdotas le dejó la cobertura deportiva?
Muchas. Cada campeonato tiene su propia historia. No podría decir que cierto torneo fue el mejor. También cubría a Emelec. Estuve cuando clasificó como el primer equipo ecuatoriano a segunda fase de Copa, en el triunfo 1-0 contra El Nacional. Quizás una anécdota especialísima es la del título que ganó Barcelona en Machala (el de 1980, en enero de 1981). Si bien comenté la final para Canal 10, la condición que me puso el Diario era regresar inmediatamente que terminara al partido, porque en esa época no había los medios actuales de transmisión de información. Tenía que escribir en Guayaquil. La única forma de lograrlo era salir directo al aeropuerto, acabado el partido, para tomar una avioneta, junto con el fotógrafo Luis Arévalo. Salimos de Machala casi entre sombras, porque el aeropuerto no tenía iluminación. Era el riesgo, como otros, como cuando nos tocó viajar en avioneta, alguna vez, en el envío de los periódicos a Quito.

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¿Y en otros ámbitos?
En 1966, el expresidente Clemente Yerovi terminaba su periodo de seis meses e hizo una visita de cortesía al Diario. La secretaria que debía coordinarlo no lo hizo. Él, un hombre muy sencillo, se hizo anunciar en la Redacción. Al conserje casi le da un infarto. No había nadie en la Redacción. Preguntaron por teléfono quién lo podía recibir; bueno, Alberto Sánchez. Yo, por alguna razón que no recuerdo, estaba con terno. Lo recibí y conversamos una media hora. Fue una charla agradable, pero no me imaginaba que iba a recibir a quien hasta hacía una semana era el presidente de Ecuador.

¿Qué personajes recuerda?
Yo aprendí mucho de los antiguos. En el periodismo de antes había vocación a diario. En ese tiempo, los periodistas se hacían ‘en la cancha’, se puede decir, si bien existía una escuela de periodismo; pero el nivel de los periodistas era bastante alto. Casi la mitad de los periodistas de la Redacción eran profesionales en otras ramas: abogados, economistas, ejecutivos de empresas. Era gente de mucha personalidad. Recuerdo mucho la vocación periodística de Ismael Pérez Castro. Él, director del periódico y personaje importante en la ciudad, tenía siempre como prioridad el Diario y su personal. Era muy querido por los trabajadores, a quienes ayudaba de su bolsillo cuando lo necesitaban y solamente de palabra esperaba que le devolvieran con el próximo sueldo, sin papeles; de palabra le cumplían. Esto, pese a que las políticas de la empresa, como en cualquier otra, muchas veces no lo permitían. Don Ismael tenía a todo el personal compenetrado, comprometido.

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Usted estuvo en la celebración del medio siglo del Diario, ahora está en la antesala del siglo.
El aniversario del medio siglo fue una tremenda celebración, un acontecimiento nacional. Hubo una recepción en el Club de la Unión. Incluso se disputó un torneo internacional de fútbol, con Barcelona, Universitario, El Nacional y Alianza Lima. A Lima fue por primera vez con Barcelona Perico León a enfrentar a Alianza, que era su equipo. Hubo otros eventos deportivos, culturales, musicales. Además, hubo el reconocimiento de las instituciones públicas. No hubo del Congreso, porque Velasco Ibarra se había nombrado dictador y no había Congreso.

¿Qué me puede decir sobre el periodismo deportivo de hoy respecto del de antes?
El periodismo sigue siendo el mismo, en esencia. El periodista debe informar e intentar ser objetivo. Todo periodista tiene preferencias: políticas, deportivas, religiosas. Somos seres humanos y tenemos inclinaciones. Pero el periodista debe ser objetivo, algo que no es fácil lograr; cuando se consigue, se alcanzan grandes resultados. Tengo la satisfacción de que pertenecí a una sección deportiva de EL UNIVERSO considerada de las mejores de Sudamérica a fines de los años 60 y comienzos de los 70. Una sección de mucho prestigio. Siempre que había algún evento internacional aquí, un periodista extranjero visitaba el Diario e incluso escribía artículos para este. De igual manera nosotros, cuando nos tocaba viajar. (D)