Para algunos, la ‘mano de Dios’. Para otros, una antideportiva y descarada forma de hacer trampas que sirvió para que Argentina consiguiese superar los cuartos de final del Mundial de 1986. Uno de los que han quedado para la eternidad en aquella secuencia que forma parte de la historia del fútbol es Peter Shilton, el portero inglés que, a partir de ese momento, ha tenido que pasar el resto de su vida lamentando la desafortunada pero efectiva acción de Diego Armando Maradona.