No fue 1949 el año en que Millonarios debutó en canchas ecuatorianas, como aparece en un blog nacional. Ocurrió tres años antes. No contaba aún con Adolfo Pedernera, Néstor Rossi y Alfredo Di Stéfano, pues ellos sí llegaron en 1949 cuando empezó la fabulosa época llamada El Dorado y protagonizaron el épico partido en que venció nuestro Barcelona para consolidar la naciente idolatría. La primera temporada internacional de fútbol en el recién inaugurado estadio George Capwell fue animada por el ya famoso equipo bogotano llamado en 1928 Técnico Bogotá, luego Juventud y más tarde Unión. En esa sucesión de nombres apareció después el de Deportivo Nacional hasta que en 1938 lo llamaron Independiente.

Su nueva organización fue anunciada con gran despliegue publicitario. Se dijo entonces que el club tenía $ 5.000 como fondo para reforzar el plantel. Un cronista lo empezó a llamar Los Millonarios y así quedó para la historia. Se reforzó en 1946 con cracks argentinos como el centromedio Juan Paratore y los delanteros Alfredo Castillo, Pedro Cabillón, que era un goleador implacable, y Alfredo Cusmai. En julio de 1946 se incorporó el volante central ecuatoriano Luis Antonio Mendoza. Completaban la nómina los colombianos Manuel Tapias, Rubén Rocha, Gustavo García, Guillermo Venegas, Pedro López, Álvaro Mendoza, Jaime García, Luis Vásquez, Eulalio Zaya, Inocencio Lazo, Víctor Fandiño y Hernando Vargas. El masajista que vino a Guayaquil fue el después luchador y actor famoso del cine mexicano, nacido en Letonia, Wolf Ruvinskis.

Cuando se anunció la temporada internacional Millonarios era puntero invicto del torneo oficial de Cundinamarca. El 6 de octubre de 1946 llegaron los colombianos. La Federación Deportiva del Guayas, organizadora de los duelos, en aviso publicado ese día en los diarios, afirmó que “en muchos años no se había ofrecido a la afición estos partidos de fútbol que no solo estimulan las relaciones con los demás pueblos hermanos sino que levantan el entusiasmo deportivo de los jugadores para hacerles adelantar en técnica y habilidad”. El 8 de octubre de 1946 se realizó el primer encuentro internacional en el Capwell: Millonarios ante Nueve de Octubre. Un lleno completo se produjo en las instalaciones del escenario esa mañana en que Ruffo Murrieta Rodríguez dirigió las acciones.

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Millonarios puso a Tapias; G. García y López; J. García, Paratore y Mendoza; Lazo, Fandiño, Castillo, Cabillón y Cusmai. Los octubrinos a Francisco Hermenegildo; Luis Chocolatín Hungría y Galo Vargas Álava; Óscar Nieto, Enrique Moscovita Álvarez y Vicente Chento Aguirre; Leonidas Villao, Enrique Cantos, Enrique Gorra de paco Herrera, José Vivar y José Herrera. Millonarios justificó sus brillantes antecedentes con la maestría de Paratore y Cabillón, autor del tanto visitante con soberbio cañonazo a los 37 minutos. Frente a lo que diario El Telégrafo llamó al día siguiente “ajedrez futbolístico”, el equipo local llegó a mostrar superioridad en muchos pasajes. A los 63 minutos un centro a media altura de José Herrera fue sintonizado por Leonidas Villao que en brillante palomita, casi a ras de césped, batió a Tapias para conquistar el primer gol ecuatoriano ante un equipo internacional en la historia del estadio Capwell. Los diarios destacaron el papel heroico del arquero Hermenegildo frente a la furiosa ofensiva colombiana. El 10 de octubre Millonarios derrotó 2-1 a Patria con un público que desbordó las graderías para un récord de taquilla: 36.000 sucres.

El 12 del mismo mes Emelec hizo su debut internacional. Aunque cayó vencido más por la fatiga de una mañana de sol quemante y alta temperatura, El Telégrafo analizó así el juego: “Justificando su carácter de campeón de 1946 los ‘millonarios’ guayaquileños ofrecieron a los visitantes una etapa inicial rebosante de emoción, matizada en algunas ocasiones con demostraciones de gran fútbol que el público supo valorizar con cariñosos aplausos. Emelec jugó la primera etapa de igual a igual, obligando a los bogotanos a emplearse a fondo. Hungría y Guzmán en la zaga realizaron, en asocio de Aguirre, una tarea inmejorable, especialmente los dos backs que cortaron con hábiles jugadas entradas de Castillo y tiros de Cabillón que el público coreó como tantos hechos. La delantera, sin abusar del preciosismo, moviose con pujanza y absoluta peligrosidad, fallando un tanto los aleros Salazar y Villacrés, aun cuando el primero respondió más en los centros que fueron desaprovechados por Alcívar y Alume, aparte de que el interior izquierdo Aguayo no estuvo en una mañana de aciertos”.

En el libro El lado M , del periodista colombiano Diego Caldas Triana, se cuenta así este partido: “El sábado 12 se citarían cerca de 18.000 personas en el estadio George Capwell para ver una nueva victoria de Millonarios, ante su más grande exponente, el histórico Emelec. Su actuación mereció todos los elogios de parte de periodistas y dirigentes que declararon emocionados: ‘Nadie sabe ni cómo ni cuándo lograron embaucarnos cinco goles, cinco tantos de estupenda factura, dos de los cuales se produjeron en los tres últimos minutos de juego, cuando mucho público había abandonado el estadio convencido de que el score final del partido era 3-2’ ...Una vez más, los colombianos salían ovacionados del estadio y catalogados como uno de los mejores equipos de Sudamérica”.

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Emelec formó con Ulpiano Arias; Luis Hungría y Fernando Guzmán; Moreira, Moscovita Álvarez y Chento Aguirre; Hugo Villacrés, Marino Alcívar, Carlos Alume, Víctor Aguayo y Cristóbal Salazar. Castillo (2), Cusmay, Cabillón y Paratore marcaron para la visita. Alcívar y Villacrés para los locales. La taquilla marcó el primer gran récord: 46.000 sucres dejaron los asistentes ese mediodía.

El 13 de octubre Panamá fue el primer equipo ecuatoriano en derrotar a un club extranjero en el Capwell: a Millonarios, ante un público enfervorizado que llenó por completo las graderías. El argentino Castillo abrió el marcador para los colombianos. A los 35 minutos el zaguero norteño García cometió penal y José Luis Mendoza, el otro Mellizo, cobró con certeza para emparejar las cifras. En la segunda etapa, hasta los 57 minutos, todo fue dominio de Panamá. A los 61 Paratore fue expulsado por un exceso verbal provocando un incidente que motivó la intervención del cónsul colombiano en Guayaquil, Dr. Pedro Entrena, y los dirigentes de la visita. A los 80, al tratar de despejar un centro de José Herrera, Luis Antonio Mendoza despejó con el brazo. El árbitro Rivera sancionó la pena máxima y fue su hermano, José Luis, quien puso el marcador final: Panamá 2, Millonarios 1.

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Para la historia quedó el desempeño del argentino Juan Paratore cuya apostura, elegancia e inteligencia hicieron que fuera recordado siempre por quienes tuvieron verlo en esa primera temporada internacional en el estadio George L. Capwell, aunque opacó su gran desempeño con una expulsión ante Panamá. Después del encuentro visitó los diarios porteños para pedir disculpas por su conducta. (O)