El fútbol de Ecuador pasó de exportar a México estrellas como el sensacional y superprofesional Álex Aguinaga -considerado el mejor futbolista extranjero de ese país durante la década de los años 90-, máximo símbolo del Necaxa, a transferir a una enorme legión de jugadores que han fracasado de manera rotunda en los últimos 20 años en el balompié azteca.