En Europa a Jordy Caicedo le ocurría, hasta mayo anterior, absolutamente lo contrario que a varios futbolistas ecuatorianos que militan en el extranjero: era una figura de primer orden del CSKA de Bulgaria. El machaleño trascendía y su valor comercial iba al alza. Pero en México, en Tigres de Monterrey, hoy la realidad del atacante tricolor es similar a la de algunos jugadores nacionales enrolados en el balompié internacional: es suplente. El ariete ya no es protagonista y su nombre suena cada vez menos.