Ganando este sábado la Liga de Campeones 2022-2023 al superar en la final de Estambul por 1-0 al Inter de Milán, el Manchester City y sus ricos propietarios emiratíes tienen por fin el trofeo que les obsesionaba.

“Pep Guardiola es un genio. Fui a verle para decirle que gracias por todo lo que ha hecho posible para mí en el Manchester City”, destaca Jack Grealish al ganar la Champions League

Quince años después de la compra del club por el jeque Mansour Ben Zayed Al Nahyane, vicepresidente de Emiratos Árabes Unidos, un club controlado por un Estado llega a la cima de Europa.

El título llega además en el año en el que la Premier League, después de cuatro años de investigación, acusó al Manchester City de 115 violaciones de reglamentaciones financieras entre 2009 y 2018.

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“Yo no estuve bien en la primera parte, jugué como una mierda”, dice Rodri, la figura del Manchester City en la final de la Champions League

Ese expediente podría llevar tiempo y, a pesar del precedente de la denuncia de la UEFA por motivos similares que fue barrida del mapa por el Tribunal Arbitral del Deporte en 2020, la sombra planea sobre los éxitos del equipo.

Antes incluso de que se plantee un posible “dopaje financiero”, se plantea la cuestión de la utilización del club como instrumento de influencia por un régimen criticado por organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch por su falta de libertad de expresión, sus detenciones arbitrarias o las discriminaciones contra mujeres o minorías sexuales.

City Football Group (CFG), el ‘holding’ tentacular presente en el capital de doce clubes en cinco continentes, asegura no ser un instrumento del “soft power” sino una inversión personal del jeque Mansour.

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El mismo Mansour que, en septiembre de 2017, delante del “Consejo Estratégico del Soft Power emiratí” declaraba: “nuestro objetivo es extender la posición de los Emiratos Árabes Unidos en el mundo y en el corazón de la gente”. Y el mismo que, hasta la final de este sábado, no había asistido a un partido oficial del City desde una victoria 3-0 contra el Liverpool en 2010, lo que evidencia que no estamos ante un fan apasionado.

Campeón en solo cuatro años

En los esfuerzos desplegados por los Emiratos Árabes Unidos para diversificar sus fuentes de ingresos y atraer la atención de los países occidentales o de China, el Manchester City es cierto que pesa poco, pero la presidencia fue confiada a Khaldoon Al Mubarak, dirigente del fondo soberano emiratí.

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Abu Dabi, pionero en el fútbol europeo en 2008, salvó de la bancarrota al Manchester City, que era entonces propiedad del exprimer ministro tailandés Thaksin Shinawatra, descrito en la época como “un violador de los Derechos Humanos de la peor especie” por Human Rights Watch.

El modelo de Emiratos con el City fue luego imitado por Catar en 2011 al hacerse con el París Saint-Germain. O por Arabia Saudita para tomar las riendas del Newcastle en 2021.

Lo cierto es que la llegada de los emiratíes hizo entrar al Manchester City en otra dimensión. Era un club muy popular pero deportivamente en una segunda fila y a la sombra de su vecino United. Pero todo eso cambió pronto.

Fue décimo de la Premier League en 2009, quinto en 2010, tercero en 2011 y en su cuarta ejercicio con los emiratíes, el Manchester City se proclamó campeón de Inglaterra.

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En los trece últimos años, los ‘Sky Blues’ terminaron doce veces en el podio, consiguiendo siete títulos de campeón, de ellos cuatro en las cinco últimas temporadas. A ello se suman tres Copas de Inglaterra y seis Copas de la Liga.

Esta “toma de poder” se hizo con enormes inversiones desde 2008 y fichajes de relumbrón como Robinho en los inicios o, más recientemente, Erling Haaland.

Una fórmula madura

Para completar su visibilidad, Abu Dabi no dudó también en hacer grandísimas inversiones en proyectos urbanísticos y alojamientos en la ciudad de Mánchester.

Pero en las cinco últimas temporadas, los ‘Citizens’ figuran apenas en el 16º puesto de los clubes más gastadores de la Premier League, según las cifras del Centro Internacionales de Estudios del Deporte de Neuchâtel (Suiza), publicadas en febrero, lo que indico que su modelo parece haber alcanzado la madurez.

Pese a los desilusiones antes de este sábado en la Liga de Campeones, el City ha dado muestras de estabilidad y no ha caído en crisis de nervios como las del París Saint-Germain.

Con el director ejecutivo Ferrán Soriano, el director deportivo Txiki Begiristain y, evidentemente, el entrenador Josep Guardiola, la espina dorsal se ha mantenido y la apuesta ha tenido finalmente éxito. El éxito previsible de un modelo controvertido. (D)