Fueron más de 90 minutos de intensidad. De choques, de reacciones. Y de goles. Cuatro. Dos para cada equipo. Manchester City y Liverpool firmaron las tablas. Lo ofrecieron todo, pero se quedaron como estaban. Con los celestes un punto por encima de los rojos. Algo que dejó un sabor amargo a Guardiola, que tras el encuentro se arrepintió de la oportunidad desperdiciada.