Varios hechos de peso avalan la sapiencia de Octavio Zambrano (Guayaquil, 1958) como entrenador. Por ejemplo, es el único ecuatoriano con licencia de técnico expedida por la UEFA, lo que le permite dirigir en Europa (entre 2006 y 2009 laboró en Hungría, donde se graduó, y Moldavia). Otro aspecto que resalta entre la base de sólidos conocimientos de Zambrano incluye el instinto, el ‘buen ojo’: descubre cracks. Alphonso Davies es un hallazgo del porteño.

Como conductor del combinado de Concacaf, el 14 de junio del 2017, Zambrano hizo debutar en la selección absoluta a Davies, quien tenía apenas 16 años. Hoy el lateral izquierdo es capitán, máxima figura de la escuadra canadiense (“podríamos producir un gran jugador para Canadá en los años venideros”, le anticipó el guayaquileño a The New York Times) y está “a un paso del Real Madrid”, asegura el rotativo AS, de España.

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Elogios desde Canadá

Varios antiguos pupilos de Zambrano (Cyle Larin, Jonathan Osorio, Samuel Piette) van este martes por la hazaña de meterse a semifinales de la Copa América, a costa de la Argentina de Lionel Messi. “¿Quién es Octavio Zambrano?”, se preguntó en un extenso análisis el portal estadounidense The Philly Soccer Page. Dan Walsh, el autor, escribió: “Uno de los entrenadores en jefe más exitosos de la MLS en términos de ganar partidos (...) trabajó brevemente para la FIFA”.

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Octavio Zambrano, entrenador ecuatoriano que ha dirigido en Colombia, Estados Unidos, Hungría, Moldavia, El Salvador y Canadá. Foto: Archivo

Ecuador necesita un DT que no se preste al manoseo en convocatorias, jugadores que abandonen su arrogancia, y una FEF que obre con buen juicio

Maxime Crépeau, arquero de Canadá, luego de la clasificación a cuartos de final en Estados Unidos 2024, elogió a quien fue su timonel hasta el 2018: “Me quito el sombrero ante Octavio Zambrano”. Nada, ni el reconocimiento internacional ni las recientes notables campañas en Colombia ponen a Zambrano en la órbita de candidatos a suceder a Félix Sánchez Bas en el mando de la Tricolor.

Tampoco le ha servido a Zambrano -respecto de los intereses de la FEF en su búsqueda de técnico- tener mejores credenciales académicas que varios de los últimos responsables de la Selección (licencia de entrenador clase A, de la UEFA; otra emitida por la USSF, siglas de la Federación de Fútbol de Estados Unidos; y una más, otorgada por la Conmebol). Desde Connecticut, donde reside, el guayaquileño conversó con Diario EL UNIVERSO.

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¿Por qué cree que la FEF no toma en cuenta a técnicos de Ecuador como opción de reemplazo para Sánchez Bas?

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El problema más grande que debemos superar, como ecuatorianos, es el complejo de inferioridad que hay respecto de los entrenadores nacionales. Yo recuerdo que Carlos Villacís, exvicepresidente de la FEF, que luego subió a la presidencia, informó que el primer requisito que debía cumplir el próximo DT (tras ser despedido Gustavo Quinteros) era no ser de Ecuador. Lo que dijo Villacís fue el último acto de la tumultuosa era de Luis Chiriboga, que fue corrupta, narcisista y banal. De esa premisa parte el complejo de inferioridad que ha causado que la FEF no contrate a un ecuatoriano para que dirija a la Selección. Esa exclusión es un insulto al entrenador nacional.

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Muchos periodistas deportivos están en contra de que a la Selección la dirija un ecuatoriano. Aseguran que al DT nacional le falta personalidad. ¿Qué opina de eso?

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Con muy contadas excepciones, en Ecuador los periodistas deportivos actuales están ‘enamoraditos’ y ‘enamoraditas’ de los técnicos extranjeros. Parecen fanáticos de un foráneo solo por el hecho de serlo. Muchas veces no hay un análisis ni una comparación del pedigrí que pueda tener un profesional en relación con otro. El común denominador, o el factor que prevalece en nuestro periodismo para inclinarse por el extranjero, es “me gusta cómo habla”, “me gusta su acento” o “no ha dirigido selecciones, pero es joven y hay que darle una oportunidad”. El criterio y la razón quedan de lado simplemente porque se trata de alguien que llegó de afuera. Los periodistas jóvenes –no todos, no generalizo, porque hay algunos muy buenos– no tienen el conocimiento para saber qué se necesita para dirigir a una selección. Eso se lo garantizo.

Canadá lo nombró técnico de su selección. ¿Alguna vez la FEF lo tuvo a usted como opción?

Debo decir las cosas como son: Luis Chiriboga me consideró su enemigo número uno porque nunca acepté la corrupción con la que él manejaba todos los procesos de la Selección. Estuve cerca de la Federación y me di cuenta de que, para ser considerado como entrenador de la Tricolor, uno debía claudicar al 100 % en principios éticos que yo no iba a romper. Por eso, nunca fui candidato, pese a que en el tiempo en que él presidía la FEF (1998-2015) yo dirigía con suceso en Europa y Estados Unidos.

¿Los principios éticos que usted dice que debían ser irrespetados para ser nombrado técnico de Ecuador tienen relación con las convocatorias?

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Por supuesto. Tiene que ver con todo el entorno de los convocados y el gremio de empresarios de jugadores. En la era de Chiriboga había que ser partícipe de esa corruptela; de otra forma, era imposible dirigir. Mi colega Hernán Darío Gómez, a quien considero mucho, y además he entrenado en su país (Colombia) con suceso, reveló después de su primera época en la Selección que él convocaba a quince y el resto lo ponía el presidente de la federación. En la administración de Chiriboga, Ecuador clasificó a los mundiales, pero no por una gran labor de la FEF. Fue porque coincidió con la maduración de muchos futbolistas que estaban listos para contribuir en un aspecto superior. No fue por Chiriboga, en absoluto. Pudo pasar con otro dirigente. Con esto no les quito méritos a los profesores Bolillo Gómez, Luis Fernando Suárez y Reinaldo Rueda. Por conocimiento de nuestra idiosincrasia –nos parecemos mucho a los colombianos– galvanizaron a los diferentes grupos que tuvieron.

¿Qué le recomienda a la FEF para fichar al sucesor de Sánchez Bas, en cuanto a perfil y características?

Primero, que no excluyan a los técnicos ecuatorianos, como lo hizo Villacís. También les sugeriría tener la mente abierta, que analicen todas las opciones, incluso nacionales. Que tomen una decisión coherente que tenga como única finalidad lo mejor para la Selección.

¿Los jugadores de la Selección influyen en que no se contrate a un DT nacional? Édison Méndez estuvo en contra del fichaje de Sixto Vizuete, en el 2008. Declaró que necesitaba ver en la banca a un técnico que le infundiera respeto, y se fue de la Tricolor por un tiempo. Vizuete cometió el error de pedirle que regresara.

Vizuete fue puesto a dedo, y lo digo con respeto porque es mi amigo, un colega al que aprecio. Pero su ascenso a una responsabilidad tan grande fue rápido. Había tenido éxito en selecciones menores (oro en los Juegos Panamericanos 2007), pero aun así ganó unos cuantos partidos (en las eliminatorias a Sudáfrica 2010). En cuanto a Méndez, él tenía una personalidad que lo llevaba a tratar de ser protagonista, a considerarse ‘el jugador’. Después de lo que expresó, Vizuete no debió tener ningún tipo de acercamiento con él, pero lo tuvo por mandato del presidente de la Federación y sus secuaces. Ellos pusieron a Vizuete en una posición de debilidad y obviamente le restaron autoridad. Claudicó, no pudo mantener el respeto de todos, y ese fue el principio del fin de Sixto Vizuete.

¿Por qué no puede la Selección jugar como Colombia? Pierda, gane o empate, tiene una ambición distinta a la de Ecuador.

Tenemos un obstáculo más por superar, que pensé que lo habíamos hecho cuando Ecuador derrotó en Buenos Aires 2-0 a Argentina, rumbo al Mundial 2018. Cuando se dan ese tipo de gestas deportivas, uno cree que el futbolista ecuatoriano está listo para dar otro paso. En ese partido, la Selección no fue a esconderse, fue a jugar fútbol. No se venció por suerte, sino en buena ley y porque Quinteros impuso una mentalidad ganadora. De un tiempo a esta parte, nuestra mentalidad futbolística es especulativa y por eso tiende a ser perdedora. No quiero hablar del colega Sánchez Bas y decir que su gestión fue totalmente mala. Sus números no lo son, pero su idea futbolística no llenó la retina de los ecuatorianos.

La Selección tampoco define un estilo. Colombia lo tiene.

Estamos cansados de los técnicos que especulan. Los entrenadores que llegaron a los mundiales con Ecuador lo consiguieron con base en una idea especulativa, de contragolpe. Tenemos futbolistas muy rápidos y jugar al contraataque nos favorece muchísimo. Pero cuando nos presentamos en una Copa del Mundo y hay que sacar otros argumentos, es allí donde nos hemos quedado cortos. No nos tenemos confianza. No nos creemos capaces de lograr algo grande. Es un complejo de inferioridad no muy diferente al que tienen los dirigentes de la FEF sobre no contratar entrenadores nacionales.

¿Cómo ve a la Selección, en cuanto a jugadores? Se habla de una generación dorada.

Defensivamente tenemos jugadores de alto nivel. Sin embargo, en esta Copa América, salvo Piero Hincapié y quizás Ángelo Preciado, que no empezó bien y luego se recuperó, no fue la mejor actuación de la zaga. Se cometieron unos cuantos errores que no debieron suceder, pero en general estamos bien. En el medio campo hay una diversidad de futbolistas que nos permite un complemento entre jugadores de ida y vuelta, otros de marca puros y creativos. Hay de dónde escoger para poner la piezas en ese sector. Nos falta un centrodelantero con más peso. Si uno ve los números de Enner Valencia, 41 goles en 89 partidos, ese porcentaje es bueno en cualquier lugar del mundo. Pero Enner no puede ser el único que soporte el peso ofensivo de la Selección. La cuota de gol debe venir de múltiples jugadores. Ese es el gran vacío de Ecuador: no tener una variedad de futbolistas en el frente de ataque que sean goleadores. No me refiero solo al número 9, sino a delanteros por banda o volantes con gol. (D)