El sueño de Marruecos significó otra pesadilla para España. Era consciente el conjunto dirigido por Luis Enrique de la extrema intensidad y solidez del combinado nacional africano, pero pudo comprobarlo de primera mano cuando no fue capaz de batir a Yassine Bono en los 90 minutos reglamentarios, ni en los 30 posteriores, ni tampoco en la definitiva tanda de penaltis. De hecho, la estéril posesión de La Roja también fue otro punto crítico principal: “España no sabe qué hacer con al pelota”.