A Ecuador le ocurre hoy lo que le sucede desde hace casi medio siglo, cuando en la Copa América el formato de grupos con clasificaciones a rondas posteriores (en la edición de 1975), cuando llega al segundo partido de su llave: está con la soga al cuello, camina sobre la cornisa, está entre la espada y la pared. Las únicas veces que encaró con el viento a favor una segunda presentación en el torneo continental fue en 1993 y 1997.