El proyecto de escuelas de ciclismo gratuito Toscana Bikeshop comenzó hace siete años en Ayangue y en la actualidad se ha extendido por todo Ecuador.

Comenzó tras una experiencia personal de Fernando Sánchez, dueño de la empresa de alimentos. Él solía ir a Ayangue, en donde tenía una bicicleta. Los niños del lugar le pedían que los deje usarla, se peleaban por treparse en ella.

Entonces Sánchez conversó con la ciclista Ana Isabel Idrovo, quien es la creadora de la Fundación Mujeres Cicloayuda, y decidió hacer una donación de unas bicicletas “para ver si (a los chicos) les gustaba el ciclismo”. Así comenzó la escuela en este recinto de Santa Elena.

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“Con esta primera experiencia nos dimos cuenta que los niños dejaban de estar en las calles, o todo el tiempo con el celular y salían a jugar en grupo”, cuenta Idrovo. Actualmente el proyecto se extendió hacia otros espacios en Ecuador, abrió en Cuenca, ciudad natal de Idrovo, y luego en Quito (dos centros), Manta, Latacunga, Puerto López y Coca.

Las escuelas funcionan de forma gratuita y el ingreso es libre, salvo en el centro de Quito, que trabaja en conjunto con casas de acogida. En el 2022 se unió a la escuela Bikeshop, con la donación de 100 bicicletas.

El objetivo principal de estas es “fomentar el ciclismo entre niños en situación de vulnerabilidad y promover un estilo de vida basado en la disciplina, el respeto y la perseverancia”.

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Además de los chicos y chicas en situación de orfandad, hay integrantes con trastornos del espectro autista, síndrome de Down y con acceso limitado a recursos económicos.

En cada centro, donde hay de uno a tres instructores, reciben clases y el equipamiento necesario para poder andar en bicicleta. Entre las materias impartidas están educación vial, cuidado ambiental y ciclismo, para que ganen destreza sobre la bicicleta. Además, otro tipo de entrenamiento físico general.

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“La educación vial es para que no solo vean el ciclismo como un deporte, si no como una forma de movilización activa”, señala Idrovo.

Ella cuenta varias vivencias de los chicos: " (Con las destrezas) comenzamos desde cero. Vemos una mejora de sus capacidades. Por ejemplo, la mamá de una niña con síndrome de Down decía que su hija no podría andar, que no tenía equilibrio, pero lo logró (…) o el niño que no tenía movilidad en la mitad del cuerpo”.

Hay más de 200 niños beneficiados, de tres regiones de Ecuador. Foto: cortesía.

Idrovo cuenta que los cambios no solo se ven en los chicos que andan en bicicleta, también se ven en algunos padres. “En Cuenca, por ejemplo, los niños socializan al ver a otros haciendo la misma actividad, hay cambios increíbles en la personalidad, se sienten con más energía, pero también sus padres se juntan, se reúnen a conversar”, relata.

Pero no siempre es así. También hay situaciones en que los niños no reciben atención en su círculo familiar y la escuela intenta darles ese “espacio que necesitan”. Por ello también cuentan con un psicólogo en cada espacio, para “darles una enseñanza global y que logren rompen esos círculos negativos en los que han crecido”.

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Algunas de las escuelas, como la de Puerto López, está también destinada a que los chicos evolucionen en el ciclismo y formaron un equipo profesional. Los miembros compiten en carreras a nivel nacional.

Actualemente hay más de 200 niños beneficiarios. Para ingresar a las escuelas hay que comunicarse con los encargados de cada sede, cuyos contactos están en el sitio web oficial www.mujerescicloayuda.com. Los teléfonos son: 099-174-7607 y 099-957-7188. El correo electrónico es info@mujerescicloayuda.com.

La fundación también tiene los proyectos Mujeres en bici y Bici terapia, que también funcionan a nivel nacional. (D)