El ecuatoriano Richard Carapaz consiguió brillar en un Tour de Francia donde la general estuvo copada por tres ciclistas de época, pero en el que consiguió convertirse en “el mejor de los terrestres”.

Ese era su objetivo si no conseguía luchar por la general y el ecuatoriano lo logró con nota, vistiéndose una jornada de amarillo, ganando una etapa, consiguiendo el maillot de rey de la montaña y siendo elegido el supercombativo de la edición.

“Al final ha sido un Tour muy bonito. Cuando llegué a Italia, donde empezamos, tenía algunas dudas por la caída. No estaba bien de salud. No había encontrado mi forma. Pero a lo largo del Tour he ido mejorando cada vez más y eso para mí ha sido súper bueno”, dijo el ciclista del EF tras la contrarreloj final de Niza.

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El ecuatoriano subió dos veces al podio final del Tour, en el que en 2019 ocupó el tercer escalón de la general, y lo hizo con una gran sonrisa.

“En la segunda semana ya había encontrado mis piernas y entonces supe lo que podía hacer. Eso es lo mejor para mí, acabar la semana como lo hemos hecho, ganar la etapa, ser rey de la montaña y demostrar que podemos lograr nuestros objetivos”, indicó.

El ecuatoriano logró muchos de los objetivos que se había marcado en caso de que los problemas físicos que le produjo la caída de la Vuelta a Suiza y la consiguiente infección le impidieran pelear por la general.

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Pero, de entre todos, Carapaz destacó la victoria conseguida en Superdévoluy, la primera del ciclista en el Tour de Francia.

“Mi recuerdo favorito es mi victoria de etapa. Esa fue la mejor sensación, porque fue un día muy, muy duro y era uno de esos días que tenía marcado y quería ir a por ello. Lograrlo fue algo muy importante”, comentó.

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Aquel día se convirtió en el 110 ciclista de todos los tiempos que ganaba etapas en las tres grandes, algo que no consiguió el año que subió al podio ni al siguiente, cuando entró de la mano en una etapa con su compañero Michal Kwiatkwoski, pero el triunfo de etapa fue para el polaco.

Antes, en la tercera etapa en Turín, se vistió de amarillo por primera vez, en la misma ciudad donde lo consiguió en el Giro de Italia. Con ello, fue el 25 corredor que lograba el jersey de líder en las tres grandes vueltas.

El amarillo le duró solo un día, pero no dejó de repetir que fue “muy especial” para él y para su equipo.

“Para mí, este es el mejor equipo con el que trabajar, porque todos teníamos muy claro cuáles eran nuestros objetivos y eso nos ayudó mucho a conseguirlos. Eso es lo que ha marcado la diferencia. Somos un equipo que trabaja en equipo. Los resultados personales son de todo el equipo: los corredores, el personal, todos han trabajado muy bien durante todo el Tour”, señaló.

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En Plateau de Beille protagonizó una escapada épica, que no llegó a buen puerto por el empuje de Pogacar, pero le valió para ser elegido combativo del día y abrió su serie de escapadas que le hicieron ir ganando puntos para la clasificación de la montaña.

Una estrategia que le fue dando resultados, porque acabó como rey de la montaña, pero también le convirtieron en el más combativo de la edición. (D)