El último que faltaba en la película en que se convirtió la llegada de Novak Djokovic a Australia era su padre Srdjan. El progenitor del número uno de la ATP, que en su día dijo que su hijo no iba a aceptar el chantaje de la vacuna para jugar el torneo, lanzó una amenaza en el medio serbio Sputnik durante el tiempo que estuvo retenido su hijo: “Si no lo liberan en la próxima media hora, lucharemos por su libertad en la calle”.