Manuela Aguayo, de 69 años, solo sintió que una hija la haló abruptamente al observar que un carro se abalanzaba contra un grupo de cerca de 200 personas que jugaban bingo la noche del lunes 26, en la parroquia Andrés de Vera.

La adulta mayor evoca que dio dos vueltas, que sintió dolor intenso y agradeció de que se haya tratado de una desgracia con suerte al no haber muertos. Pero no fue así, ya que a una mujer con ocho meses de gestación se le tuvo que hacer un legrado, porque el atropellamiento le causó heridas, entre leves y graves, a ella y a más de 20 personas.

Fue la segunda desgracia vehicular que golpea a Manabí en menos de cuatro días, tras el accidente de la vía Jipijapa-Paján, que dejó 13 víctimas mortales.

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Flor María Zambrano cargaba a su hijo de 3 años cuando vio que un carro venía “culebreando”. Sufrió una fractura en la pierna. “Supuestamente se le fueron los frenos. (El chofer) Se dio a la fuga y lo que yo hice fue levantarme y buscar al niño”, relató Zambrano, cuyo descendiente aparentemente sufrió heridas mejores.

En el hospital Verdi Cevallos, el gerente Freddy Saldarreaga indicó que atendieron a 24 pacientes, entre ellos, dos embarazadas, una de 32 semanas y otra de 28. Ambas permanecían ayer en observación. “Una vino con un óbito fetal, perdió el bebé por el trauma, por los golpes”, señaló Saldarreaga.

Édgar Cuvi, jefe de Control de Tránsito y Seguridad Vial de Manabí, expresó que según testigos el chofer del carro había ingerido alcohol.

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“Había otras versiones que indicaban que supuestamente había una falla en el sistema de frenos”, recalcó Cuvi, quien también identificó como Leonardo P. a la persona que conducía el vehículo inmiscuido en el atropellamiento masivo. (I)