Adrián Vásquez, estudiante de séptimo semestre de Derecho, suele aprovechar las pausas de clases para acudir a una sala de estudios que se habilitó para su facultad, en un terreno que antes estaba desocupado e incluso con acumulación de desechos.

En ese sitio, ubicado en los bajos del edificio de la facultad de Jurisprudencia, Vásquez y otros compañeros comparten la elaboración de deberes, investigaciones e incluso debates sobre diversos temas políticos y de derecho.

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“Es un buen ambiente para esto, antes no había un punto de reunión exacto con los compañeros, esto ha propiciado este tipo de desarrollo de las actividades”, resaltó el universitario, de 23 años, quien luego de culminar sus obligaciones académicas también se distrae con juegos instalados afuera de la sala, como son las mesas de ping-pong.

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Esta sala es parte de las 18 que se habilitan en la Universidad de Guayaquil en el marco de un plan para facilitar las condiciones de estudios de los 70.000 estudiantes que se educan en la institución superior.

En dos etapas se divide el proyecto que prevé la habilitación de salas para 17 facultades y uno más de Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador (FEUE). Algunos de estos espacios eran sitios desocupados que se adecuaron y otros se levantaron desde cero.

Juan Fernández Escobar, decano de la Facultad de Vinculación con la Sociedad y Bienestar Estudiantil de la U. de Guayaquil, expuso que estas áreas se han habilitado para beneficio de estudiantes y que puedan ellos realizar sus trabajos, tareas grupales, preparación de exámenes, investigaciones y seguir clases virtuales.

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Las salas, cuyo horario de atención es de 07:00 a 22:00, están climatizadas, con mesas, sillas, sillones especiales, computadores, internet inalámbrico, cafeteras, microondas. Asimismo, tienen áreas recreativas.

“Es un ejemplo para todo el sistema de educación superior porque decimos que no únicamente es academia, investigación, sino que también son momentos de integración, de recreación, que deben tener los estudiantes”, expresó el decano.

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Sala matriz, ubicada detrás del rectorado, cuenta con sillas, mesas y asientos especiales. Foto: José Beltrán

En una primera fase, que se inició el 29 de mayo de 2013 y termina en unos 30 días, se habilitan 7 salas, con una inversión de $ 130.000, y paulatinamente se prevé avanzar para completar las diez restantes hasta diciembre próximo, con otros $ 200.000. Estos montos incluyen las labores de obras civiles y mobiliario necesario para las operaciones.

En sala matriz, ubicada detrás del rectorado, hay una afluencia de estudiantes de 1.500 diariamente; mientras que en las otras salas, como la de Jurisprudencia, la concurrencia fluctúa de 700 a 1.000 usuarios cada día.

“Esto no existía cuando yo era estudiante, habíamos estudiantes que estábamos debajo de árboles por hacer nuestras tareas, esa visión y sentir que también la tiene el rector es lo que nos llevó a realizar estos proyectos”, dijo el decano.

En el transcurso del día, a los estudiantes se les provee de café gratuito y en horas de la mañana se les dota de un desayuno básico, con fruta y pan, en la sala matriz y Jurisprudencia. Esto se mantiene por autogestión, refirió Fernández.

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“Es algo importante porque hay estudiantes que nos dicen gracias porque no he podido ni siquiera desayunar en mi casa porque no tenía plata”, expuso el decano.

Carlos Claro, universitario de sexto semestre de Medicina, también tiene clases en diversos horarios de mañana y tarde, entre las 07:00 y 17:00. Él resaltó que anteriormente debía buscar aulas vacías para avanzar en actividades de tareas y otras de índole académico.

Actualmente, en las salas además aprovecha para degustar su almuerzo en ese sitio, sin necesidad de salir a la calle. “Ahora se puede estudiar en un ambiente cómodo”, opinó.

Otro estudiante de noveno semestre de Comunicación Social, Carlos Benavides, contó que anteriormente resultaba complicado realizar estudios debajo de árboles en los patios a expensas de las condiciones climáticas. Ahora, él hace pasantías en el campus principal, y en sus pausas acude a la sala de estudios que se habilitó detrás del rectorado para continuar con los deberes.

“Una hora de receso puedo entrar un rato, nos ayuda demasiado porque están acondicionadas, hay internet, así evitamos salir y estamos tranquilos, seguros dentro del campus”, dijo y agregó que en el caso del campus que más frecuenta donde se acomoda su facultad (Facso) es muy necesaria la puesta de una sala similar.

Planes

Para más adelante, la Universidad busca encaminar el proyecto de residencias universitarias en terrenos de la zona de la av. Juan Tanca Marengo y un comedor que se instalaría en el campus principal.

En la planificación se prevé en 2025 tener un comedor de dos pisos frente a la facultad de Ciencias Agrarias y la primera fase del proyecto de residencias para que 200 estudiantes de provincia se hospeden totalmente gratis, dijo Juan Fernández. (I)