Tendría unos 22 años cuando Andrea Olmos decidió valerse por sí misma y empezar a buscar las alternativas para subsistir junto a su primer hijo. Esto sabía que iba a ser un reto para ella, ya que tenía ciertas limitaciones al ser no vidente.
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La mujer, de 36 años, nació con atrofia del nervio óptico. Salió de Quito hace dos años para asentarse en Guayaquil.
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Tendría unos 22 años cuando Andrea Olmos decidió valerse por sí misma y empezar a buscar las alternativas para subsistir junto a su primer hijo. Esto sabía que iba a ser un reto para ella, ya que tenía ciertas limitaciones al ser no vidente.
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