Sus movimientos son fluidos y delicados, usa telas transparentes, pétalos de rosa y un atuendo ligero que le permite moverse con facilidad. Recorre todo el escenario, se sienta, se acuesta y en el rostro denota la pasión por lo que hace.

Alcira Mugica es de las artistas que toman el sonido de la música como punto de partida para crear formas con las manos, brazos y cuerpo. Las presentaciones de la artista argentina están colmadas de libertad, pues la disciplina que practica, expresión corporal danza, le permite hacerlo.

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De hecho, esa es parte de la historia de la mujer que nació en la ciudad de Pergamino, ubicada a 200 kilómetros de Buenos Aires, Argentina, pero que siente a Ecuador y Guayaquil como su casa.

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Ella se graduó de licenciada en Matemáticas en su país natal, pero encontró en la danza su escapatoria de la rigidez de los números.

En Ecuador, Alcira ha tenido dos vidas. Una fue hace más de 30 años cuando apostó por el país, especialmente Guayaquil, y se quedó en él por un largo periodo.

En ese tiempo, junto con otros tres artistas, formó el proyecto del Teatro Experimental Guayaquil. Hizo teatro para todas las edades.

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Desde su niñez tuvo una vida nómada. A la edad de 7 años empezó a estudiar danza clásica, contemporánea y folclórica en Pergamino hasta cuando pasó a Buenos Aires para seguir con su formación. En ese camino de formación se enamoró de la expresión corporal danza, una disciplina que le otorgó la libertad de la que el género clásico carece.

En Chile también vivió un tiempo y trabajó en esta disciplina con organizaciones de derechos humanos.

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A la expresión corporal la define como un género inclusivo que le permite, incluso, a la persona que no baila, hacerlo.

Hace seis años, la artista volvió a Ecuador al que considera su casa. Foto: El Universo

Con esta premisa se lanzó en 2019 junto con Ernie Rivas a crear un proyecto dirigido a los adultos mayores y personas con discapacidad: Martes Dorados.

Este programa tiene el aval de la fundación Malecón 2000 y se desarrolla todos los martes de forma gratuita en el teatro La Bota, ubicado en el malecón del Salado. Se inició en 2019, se cerró en 2020 por pandemia y se retomó en este año con el cambio de administración.

Para Alcira fue importante armar una iniciativa que permita a personas de esas edad, catalogada como ‘dorada’, acercarse al arte.

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“Es un colectivo desfavorecido. Algunos viven con una jubilación o sin ella y no tienen espacios de disfrute”, dice la artista, quien forma parte de este grupo etario y asegura que este es un factor inspirador y de empatía.

En las funciones en las que participa, Alcira se expresa a través de la danza y al son de albazos, valses y pasillos reconocidos. Los aplausos no faltan en la sala del teatro ni dejan de corear los asistentes, así como tampoco el baile en los espacios libres de la sala.

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La argentina sostiene que este tipo de muestras y espacios para el arte, en el contexto actual, es un símbolo de resistencia. Aunque no se pone de ejemplo, dice que el formar parte de este grupo etario también invita a la gente a no limitarse y sentirse libre.

“Tiene más sentido ahora por la situación en la que estamos, porque hay una tendencia a replegar, a quedarse dentro de la casa, sobre todo, a este grupo humano. Ahora también es momento de encontrarnos y de hacer comunidad”, dice.

“Uno es más libre a esta edad y es el momento del disfrute. A pesar de que uno quiera ser longeva, hay que tener presente que llega un momento en el que el carrete se corta y por ello no hay que desperdiciar tiempo”, manifiesta Mugica, quien espera que el proyecto en el que participa se mantenga en la ciudad, se convierta en un clásico y se replique en otras localidades. (I)