Ante la alerta de la inminente llegada del fenómeno de El Niño, la fundación Leamcom empezó a trabajar desde junio en el programa ‘Resiliencia El Niño 2023-2024′, que contempla cuatro alternativas emergentes: una casa flotante, filtro de agua, huerto comunitario y una balsa para “cubrir las necesidades básicas de las familias afectadas por las inundaciones”.

La idea es “dar a las familias las herramientas para que se preparen, para que no esperen a que llegue la inundación y los saquen (a albergues) o se suban al techo de sus casas”, explica el vocero del plan, Fredy Olmedo, quien detalló cada uno de los productos.

La casa flotante, que fue diseñada por Gilberto Martínez, se puede elaborar con 130 cañas, de 6 x 6 metros, que deben ser ajustadas con piola nailon de 4 pulgadas para crear la plataforma (con dos bases de este material) y parte de la estructura de la vivienda. Las paredes están hechas con caña picada y el techado, con plástico.

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Esta estructura -apunta Olmedo- puede armarse en cinco días y entre tres y cuatro personas, debe anclarse a un árbol o poste y puede soportar el peso de hasta 15 personas o de una familia con sus enseres (refrigeradora, cocina, colchón). El prototipo de esta casa, realizado en las instalaciones de la fundación -en el centro educativo Lemas 2, en el sector de Mucho Lote 2- ya fue probado y flotará, asegura Olmedos, durante los meses que dure el invierno.

La casa, que es similar a las que ya existen en Babahoyo y Vinces, tiene un costo de elaboración de $ 525. “Lo que más cuesta es la caña, $ 3 cada una”, dice Olmedo y afirma que las familias que tienen acceso gratuito o a menor costo de este material se ahorrarán ese rubro.

El prototipo de la casa flotante, elaborada con cañas, se construyó en las instalaciones de la fundación Leamcon, en Mucho Lote 2. Foto: Cortesía de Leamcon

La segunda alternativa que propone la fundación es un filtro de caña para ‘purificar’ el agua lluvia o el líquido recogido de la misma inundación para el consumo humano. Olmedo explica que la falta de agua es una de las primeras necesidades cuando se registran inundaciones: “El Gobierno les dará agua la primera semana, 15 días y, siendo optimistas, el primer mes, pero qué pasa si esto dura cuatro, cinco meses, ¿cómo van a subsistir?”, refiere este arquitecto y señala como solución este filtro, que está siendo elaborado por la Espol, a través de un convenio.

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En unos dos meses se tiene previsto que la Espol concluya el prototipo de este filtro, sostiene el vocero de la fundación. Para elaborarlo se necesitará caña, arena, zeolitas y carbón activado, en diferentes proporciones. Un aparato similar ya lo hizo este centro superior, pero con tubos de pvc para los afectados por el terremoto en Manabí, en 2016.

Con huertos comunitarios flotantes, otro de los productos propuestos por la fundación ambiental, se espera que las familias produzcan sus propios vegetales y hortalizas. El diseño contempla una inversión de $ 1.000 entre cuatro familias. Se necesitan 100 cañas, de 6 x 6 m, 30 centímetros de tierra de sembrado, las semillas y una malla de plástico. “La tierra es lo más costoso”, dice Olmedo y agrega que quienes viven en la zona rural tienen la posibilidad de acceder a este recurso de forma gratuita.

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La cuarta alternativa es la balsa, elaborada con cañas y piola de nailon, que servirá para que la gente pueda trasladarse en distancias cortas, evitando accidentes y riesgos, como cortes y afectaciones en la piel, al caminar o sumergirse en el agua estancada de las zonas inundadas.

Este es uno de los huertos comunitarios que se adaptará para que flote con unas plataformas similares a las usadas en la casa flotante. Foto: Cortesía de Leamcon

La fundación Leamcom, creada en 2020 y que promueve la conservación a través de procesos educativos ambientales, ya ha planteado este programa a todas las alcaldías y juntas parroquiales de Guayas desde este mes de octubre, explica Víctor Hugo Calderón, directivo de la organización. A estas entidades se les ofrece asesoría, manuales, infografías y videos de cómo armar las cuatro propuestas, cuya consultoría con el material gráfico tiene un costo, que -añade Calderón- depende de la población vulnerable y las condiciones de cada gobierno local.

En caso de que las familias no tengan los recursos económicos para desarrollar estos productos, Olmedo asegura que los gobiernos locales pueden acceder a recursos destinados a obras prioritarias de prevención y mitigación de riesgos para adquirir los materiales.

“Además de salvar vidas se sabe que cada dólar invertido en prevención representa $ 7 ahorrados en respuesta, eso destaca la magnitud del impacto que la educación puede tener en la reducción de la vulnerabilidad”, refiere Olmedo, ante la afectación que el fenómeno El Niño puede ocasionar en el país, especialmente a las 223.113 viviendas o familias (893.000 personas) con susceptibilidad a inundaciones con un nivel ‘alto’, a lo largo de toda la cuenca baja del Guayas (cinco provincias), según se detalla en un informe de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgo de junio pasado.

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De esa cifra, un poco menos de la mitad -115.918 casas y cerca de 400.000 personas- habitan en la provincia del Guayas. Los cantones que serían más afectados son Daule, Guayaquil, Salitre, Yaguachi, Naranjal, Samborondón y Durán. (I)