A inicios de agosto, la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, declaró en estado de emergencia al arbolado urbano por la presencia de plagas como cochinilla y pulgón.

En diversas zonas de la urbe porteña, como Alborada y Garzota, norte; y Guasmo, en el sur, se registró la mayor cantidad de especies afectadas.

En un parque de la primera etapa de la Alborada, junto a la avenida Agustín Freire, se observaron varios árboles podados. “Primero hicieron fumigaciones en la noche, pero había bastante cochinilla, estaban bien infectados. También algunos vecinos limpiaron con detergente sus plantas para que no se contaminen”, dijo Sandra Herrera, moradora de ese sector.

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Según Alexandra Rivadeneira, directora municipal de Áreas Verdes, los primeros reportes de las especies afectadas se dieron a finales de marzo pasado. “Empezaban en hogares cercanos a las áreas protegidas, personalmente visité un par de áreas protegidas de la ciudad en donde se encontraba la presencia de este insecto”, refirió la funcionaria.

Indicó que al notificarse de la enfermedad, se iniciaron labores de control e investigación con diversas entidades, como el Ministerio del Ambiente. Además se activó una mesa técnica provincial en la que participaron también los municipios de Daule, Durán y Samborondón. Dijo que han sido clave los trabajos de investigación por parte de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), la Universidad Católica de Quito y la de Cuenca, así como organizaciones dedicadas a la entomología.

“Se compartieron criterios técnicos, de todos los delegados de estas instituciones que se activaron para analizar el tema. En este debate de discusión técnica y de nivel científico con la academia, se determinó hacia julio que esa era una especie diferente a las cochinillas que siempre han estado presentes. Esto quiere decir que es una especie introducida. Entonces, al ser una especie introducida, no tenía un depredador natural acá y logró reproducirse a una velocidad y una tasa tan alta, que se convirtió en una plaga”, manifestó Rivadeneira.

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Plagas en árboles de Samborondón alarman a habitantes; en Daule se creó mesa técnica para analizar soluciones

La directora de Áreas Verdes expresó que en mayo, antes de identificar la variedad de esta cochinilla, aplicaron sustancias orgánicas para el control de los árboles.

“Tenemos un manejo integrado de plagas. Se aplicaron las técnicas mecánicas de raleo, es decir, extracción del exceso de ramas de árboles que tenían presencia de esta cochinilla, se aplicó hidrolavado, se aplicaron bioles, el riego, para lograr primero bajar el número de insectos presentes y no afectar al ambiente; estas sustancias orgánicas no tienen afectación ni sobre la flora y fauna ni sobre el ambiente y tampoco sobre la salud de las personas”, sostuvo la funcionaria.

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Agregó que en varias zonas ya han podido recuperar especies y otras están libres de cochinilla.

“Seguimos trabajando porque el mecanismo de propagación de esta plaga es por el aire, y es tan diminuta en algunos casos que puede ser transportada en la suela de los zapatos e incluso en la misma ropa, ese es el medio de propagación y hace que algunos hogares también se vean afectados”, dijo Rivadeneira.

Promover la presencia de insectos, como la mariquita, y usar agua con hojas de otros árboles, recomiendan especialistas para combatir plagas en Guayaquil y cantones aledaños

Ante esto, sugirió a los ciudadanos que tienen plantas y especies en sus domicilios que limpien sus hojas con jabón o detergente y agua.

“Es recomendable hacerlo cuando no haya incidencia solar para evitar que se quemen las plantas y luego de 3 a 4 horas poder aplicar un lavado y el retiro de los residuos de estas cochinillas y dejar la planta limpia, libre. Después de cuatro días se pueden aplicar sustancias como bioles, que no son nocivos con el ambiente”, sugirió Rivadeneira.

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Explicó que con la aplicación de sustancias como el jabón o detergente, la capa protectora de la cochinilla se rompe y quedan expuestos los huevecillos. “Las cochinillas podrían llegar a contener, cada una, entre 400 y 600 huevos, incluso cuando el huésped muere, los huevecillos pueden continuar su desarrollo durante varios días y eclosionar”, refirió la funcionaria. (I)