Juan Carlos Idrovo, morador de la cooperativa Juan Montalvo, noroeste de Guayaquil, convive en su sector con varios vecinos que en sus casas usan parlantes amplificados para escuchar música a alto volumen en distintas horas del día, incluso los domingos y lunes.

“Usan en cualquier día, bueno fuese para una obra social, pero usan para tomar, y se amanecen, bueno fuera un par de horas, pero se amanecen. No se soporta el ruido en casas y nadie dice nada, nadie denuncia”, comenta el vecino.

La contaminación acústica es un problema latente para Idrovo que evita confrontar a sus vecinos de barrio por temor a represalias. Aquel malestar se replica y va en aumento en la convivencia de diversos barrios porteño y también en cantones aledaños, según moradores.

Publicidad

En Fertisa, sur de Guayaquil, otro ciudadano, Jacinto Chóez, comenta que cada fin de semana se acostumbró a que sus vecinos de dos casas de distancia realicen parrilladas, que solían iniciar la tarde del viernes y terminaban la madrugada del sábado, con bebidas alcohólicas y distintos ritmos musicales que retumbaban en dos parlantes.

Uno se ubicaba dentro de una vivienda y el otro en la zona exterior del predio.

Él refiere que ya consideraba esa situación como algo normal, sin embargo, a su esposa como a otros vecinos se les complicaba conciliar el sueño. Dice que la policía acudía a pedir que se disminuya el volumen de los parlantes, los vecinos pararon el ruido, sin embargo, los uniformados debían retornar e insistir en su pedido, ya que los habitantes del inmueble reanudaban la bulla.

Publicidad

“Les amenazaron con llevarse los parlantes y ahí pararon la bulla”, recuerda el morador, quien considera que se deberían difundir normas de convivencia para evitar la molestia que genera el alto de volumen en parlantes.

ATM promueve campaña contra el ruido en avenidas de Guayaquil

El morador Justin Sarmiento, quien vive en una zona de condominios de la ciudadela Simón Bolívar, en el norte de la urbe, narra que suele cerrar sus puertas y ventanas para mitigar el ruido que proviene de departamentos de vecinos con altoparlantes de una a dos veces por mes.

Publicidad

Trata de usar tapones o audífonos con música. Problemas similares, según vecinos, se replican en sectores de Durán, como El Recreo, e incluso en residencias de ciertas urbanizaciones privadas de Samborondón, que son usadas para celebrar reuniones o fiestas hasta horas de la madrugada.

Ante esta problemática, moradores, entre esos Juan Carlos Idrovo, consideran que podrían aplicarse con mayor regularidad operativos conjuntos entre diversas entidades e incluso aumentar la severidad en las sanciones.

Xavier Narváez, director municipal de Justicia y Vigilancia, refiere que los recorridos de equipos del cabildo acuden a las zonas con problemas de esta clase cuando hay denuncias de los ciudadanos. Asimismo, la policía acude a llamados por este tema.

Cada fin de semana, estima el director, hay entre dos a tres denuncias que llegan a los delegados municipales. Pese a ello, aclara que esa cifra no corresponde a la realidad, pues hay ciudadanos que desisten de denunciar por temor a represalias o no tienen como hacerlo.

Publicidad

El funcionario detalla que hay sanciones para dueños de predios que incurran en generar ruido con parlantes. Estas multas parten desde el 25 % ($ 106,5) al 100 % ($ 425) de un salario básico unificado, indica.

Los ciudadanos pueden canalizar sus denuncias al cabildo porteño a través de diversos canales como redes sociales, ventanilla universal o al ECU911 Guayaquil.

Cómo el ruido en tu casa o en la oficina afecta tu estado de ánimo

Francisco Plaza, representante de la Fundación Médica contra el Ruido, Ambiente Contaminantes, Adicciones y Tabaquismo (Fumcorat), sostiene que en la ciudad y el resto del país hay “mucho abuso” en el ruido, por lo que cree que las sanciones deben endurecerse para desterrar el uso indiscriminado de parlantes, tanto en domicilios como en negocios.

El galeno incluso señala que la venta de estos artículos se debe regularizar con el otorgamiento de permisos especiales para que se controle la contaminación ambiental de mejor manera.

En un anteproyecto de ley contra el ruido, que tiene seis partes y ha sido entregado a la Comisión de Salud de la Asamblea, Plaza dice que ha planteado que quede terminantemente prohibido el uso de equipos de parlantes a alto volumen durante horas del día (máximo 60 decibelios) y, en especial, en las noches (50 decibelios) en cualquier sitio o espacio.

Y quienes los usen, añade, lo hagan en espacios cerrados y sonorizados que no permitan el escape de sonidos mayores de 60 decibelios a la vecindad.

Agrega que también las personas expuestas a estos escenarios de ruido pueden tener el riesgo de padecer afectaciones en su organismo como enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, trastornos del sueño y problemas psiquiátricos.

Justamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que el ruido “es uno de los principales riesgos tanto para la salud mental como la física y el bienestar” y califica así a cualquier sonido que supera los 65 decibelios en horario diurno y 55 decibelios en la noche. (I)