La Fluvía es una de las propuestas que introdujo Aquiles Álvarez como parte de sus ofertas de campaña. En estos meses previos a su elección, Álvarez planteó establecer un sistema de transporte que conecte la parte norte y sur de Guayaquil.

Su idea apunta a establecer muelles en la parte este de la ciudad, para usar el río Guayas para el transporte fluvial. Al menos habló de tener muelles en la zona del anterior campus de la Politécnica, Yacht Club, cerca del Club de la Unión y la Caraguay.

El tema de volver a mirar al río Guayas para el transporte fluvial, para que permita desahogar las congestionadas calles de Guayaquil, ha sido recurrente. Por décadas, especialistas han dado ideas de cómo impulsarlo.

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‘Los puentes que van a la isla Santay tienen encerrado al río Guayas y ya no dan seguridad’

Álvarez, electo con el 39 % de los votos, ha propuesto que sea un transporte que tenga un horario de recorrido de 04:00 a 18:00. Después de las 18:00, la empresas podrían dar servicio de recorridos.

Para esta propuesta, Álvarez pretende que las empresas privadas inviertan en los ferris de transporte.

Su propuesta apunta a que con este transporte se conecte el centro y el sur para un trayecto de quince minutos. Tendría paradas alternativas en Durán y Samborondón.

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Una perspectiva de un muelle del transporte fluvial que Aquiles Álvarez divulgó durante campaña.

En campaña se difundía un rénder de una estación y las áreas comerciales.

Álvarez indicó que en una primera fase solo se enfocarían en el río Guayas, pues una ruta por el estero Salado sería algo complicado, debido a que no está apto.

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¿Es posible que vuelva el transporte fluvial de pasajeros por el río Guayas?

William Jaén, gerente general de la empresa consultora Ingeniería y Asistencia Técnica (Inatec), cree que la propuesta de impulsar el transporte fluvial es muy buena, pero recordó que la cuestión es determinar si es sostenible económicamente.

“Hay que evaluar los posibles pasajeros que viajarían, las paradas que se pueden proponer y que puedan conectarse con el sistema de transporte público”, aseveró.

Para trabajar en el transporte fluvial, según el especialista, es importante analizar la morfodinámica de los ríos Daule, Babahoyo y Guayas, corrientes, mareas e identificar la ruta más favorable.

Además, señaló que hay que hacer trabajos de mantenimiento y dragado, así como revisar aspectos vinculados al cambio climático.

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El capitán práctico mercante José Segovia, presidente del gremio de prácticos del puerto de Guayaquil, indicó que la parte fluvial debe ser analizada por la autoridad marítima y la Alcaldía.

Recordó que ya han existido iniciativas para impulsar el transporte fluvial, que incluso ha sido propuestas por empresarios.

Segovia sostuvo que conoce una iniciativa que contempla recorridos desde el norte de Guayaquil, con paso por el Malecón y paradas hasta el Guasmo.

La Dirección Nacional de Espacios Acuáticos (Dirnea) tiene un informe de años atrás que señala que, pese a la sedimentación en el Daule y Babahoyo, los dos ríos que conforman el Guayas, este aún es navegable, pero hay ciertas restricciones. Por todo el canal, hasta el Malecón Simón Bolívar, se puede navegar las 24 horas con lanchas de hasta 2,50 metros de calado, como las que transportan pasajeros a la isla Puná, que tienen 1,80 m de calado.

Unidades municipales parroquiales (UMP), el modelo descentralizador que quiere aplicar Aquiles Álvarez para acercar el Municipio a los barrios

Otra de las rutas posibles es la que hace el Buque Escuela Guayas, embarcación de la Armada que solo puede avanzar hasta Puerto Santa Ana, pues hasta allí puede hacerlo, ya que la sedimentación dificulta la navegación. Y lo mismo sucede al cruzar a la isla Santay. “Es una vía fluvial que permite el ingreso de embarcaciones de hasta 2,50 metros de calado”.

Por lo tanto, según los informes, la operación de lanchas de pasajeros sí es posible, a pesar de la presencia del islote El Palmar, que la Prefectura no ha logrado intervenir.

Los especialistas indican que el dragado es necesario no solo por el hecho de la navegabilidad de la ría, sino para controlar las inundaciones urbanas, entre otras cosas. (I)