Tras varios años de zozobra e inquietud por el abandono del predio, la “casa embrujada” de Urdesa central tendrá un proyecto.

El Municipio de Guayaquil indicó que está subido un proceso en el portal de compras públicas para construir allí canchas de pádel, tenis y fútbol.

La 'Casa' de Urdesa: la historia de un lugar que cobró vida

El alcalde Aquiles Alvarez sostuvo este miércoles, 10 de julio, que el proceso está subido para construir esas canchas para que vecinos de Urdesa central puedan usarlas.

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“Hay un proceso en el portal para buscar ser adjudicado, para hacer canchas de pádel, tenis, fútbol, para que los ciudadanos del sector tengan una especie de comité y puedan hacer deporte”, indicó.

La llamada “casa embrujada” era un inmueble de las calles Higueras y Costanera que por años estuvo abandonado.

El Municipio lo demolió y puso un cerramiento. No obstante, ese cerramiento había sido abierto y personas entraban al predio.

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Esto nuevamente había generado inquietud entre los vecinos, porque personas desconocidas entraban al lugar.

Los moradores estaban a la espera de que se ejecute un proyecto en ese predio. Durante este años se habló de construir un parque o un centro tecnológico.

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La casa estaba al girar en la curva que marca la entrada a Urdesa central desde el centro comercial Albán Borja. Era lúgubre y tenía tejas antiguas. Su aspecto generó conjeturas, como que allí ‘penaban’ y que se escuchaban voces.

Unos la llamaban “mansión abandonada”, “casa embrujada”, “guarida de malandros y pordioseros”. Pero durante unos años se conoció como la Casa de Colores, el Inmundicipio.

Años atrás, uno de sus primeros dueños contó a este Diario la historia de esa vivienda. Marco Ramírez Franco explicó que la casa fue construida por su padre, Marco Aurelio Ramírez, oriundo de Guayas, quien tenía negocios en El Oro y se casó con una señora de esa provincia.

La casa no fue habitada, pues los hijos de la familia se casaron y cada uno hizo su vida. Mientras la vivienda fue propiedad de esta familia, había guardián y limpieza en el lugar. Luego estuvo a cargo de un italiano.

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En el 2011, el artista Daniel Adum, quien vivía en Urdesa, conoció a ese italiano en la playa. Luego de una larga charla, se hizo cargo del alquiler y comenzó la época de los colores y el llamado Inmundicipio, a mediados de ese año.

Fue bautizada así como una crítica a las normativas artísticas preestablecidas en la ciudad. Allí se realizaron exposiciones, charlas y conciertos.

En mayo de 2013 se anunció que el lugar cerraba. Los mercadillos cambiaron de sede.

Tras denuncias de los vecinos, por el uso que le daban al espacio las personas sin hogar, el Municipio decidió demoler la casa. (I)