Con la poca fuerza que tenía, mientras estaba en una cama en el área de cuidados intensivos, Carlos Pérez le pidió matrimonio hace ocho años a Amparito Olivo. Él sufrió una peritonitis que lo tuvo un mes internado.

En ese tiempo, relata, valoró más la relación que tenía con la madre de sus dos hijos —hasta ese entonces— y decidió dar ‘el gran paso’.

Carlos y Amparito se conocieron en el Guasmo sur hace doce años. La mujer, de 34 años, venía regularmente desde Ventanas hasta Guayaquil para visitar a un familiar. En esas idas y venidas, entabló una amistad que se convirtió en una relación con su ahora esposo.

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El primer hijo llegó casi al inicio de su relación, luego de dos años llegó el segundo. En ese tiempo fue cuando Pérez cayó enfermo y se agravó su estado de salud. Él recuerda que pensó que no iba a superar esa etapa en el hospital.

“Toda mi familia estuvo cuando él me pidió matrimonio en el lugar menos pensado”, dice Olivo, quien llegó justamente con ese grupo familiar al casamiento colectivo del que fue parte el jueves 8 de agosto.

Ella y su esposo fueron parte de las quince parejas que participaron en la ceremonia organizada por la Corporación Registro Civil de Guayaquil.

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“Ocho años después de que le propuse matrimonio en una cama de hospital y cuatro hijos después, finalmente nos casamos”, manifiesta Carlos Pérez con una sonrisa.

De hecho, la pareja había hecho los anillos hace dos años, pero aún no había logrado definir una fecha para el casamiento.

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Las parejas participaron en el matrimonio colectivo que se realizó en el Centro de Convenciones. Foto: Ronald Cedeño

“A veces decíamos que no sabíamos ni por qué no nos habíamos casado. Un día dijimos: ‘Nos vamos a casar en este año, y así fue’”, cuenta Pérez.

Ese mismo pensamiento tuvieron Elizabeth Avelino y Édison Zambrano. La pareja tiene quince años de relación y tres hijos de por medio, pero no se había casado.

La falta de tiempo e incluso de organización entre ambos dilató la llegada de ellos al Registro Civil para formalizar la unión. Finalmente, el jueves también celebraron su amor, junto con parejas que han convivido más de diez años y otras relaciones jóvenes que apuestan por el matrimonio.

“Fue algo espontáneo, un día dijimos que nos íbamos a casar porque quiero que mis hijos sean legítimos”, dice riendo Avelino.

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Ella, el pasado miércoles, salió desde su casa en Mapasingue para recorrer diferentes zonas de la ciudad y encontrar su vestido blanco ideal.

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Si bien Luis Bravo y Katherine Zumba no llegan a los diez años juntos, los siete que llevan de relación (entre amigos y novios) bastaron para apostar por el matrimonio. Los jóvenes de 23 y 24 años primero fueron mejores amigos y luego decidieron aventurarse a una relación que, finalmente, funcionó.

Ellos, como una pareja joven, dicen que no se debe temer al matrimonio, ya que es un paso que se debería dar si se confía y se tienen los mismos objetivos con la pareja.

“Es un reto, pero es un reto bonito y más llevadero si es con la persona adecuada. Es hermoso cuando el sueño y la idea de un hogar que tienes son compartidos por tu pareja”, menciona Bravo.

Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la tasa de matrimonios pasó de 30,8 en 2022 a 31,2 en 2023. Entre 2022 y 2023, los matrimonios aumentaron en un 2,2 % al pasar de 55.345 a 56.546 matrimonios. (I)