Durante un año, Josué ha visitado cada fin de semana las canchas del parque Samanes en Guayaquil para pasar tiempo con sus amigos mientras juegan partidos de fútbol. Una de las razones que más lo motivan a acudir a este espacio público es la seguridad que percibe en el lugar.
“Mejor venimos acá porque mi sector es un poco peligroso”, sostuvo el joven, que se encontraba con cinco amigos más disfrutando del juego bajo un intenso sol, la tarde del domingo 25 de mayo.
El joven, de 17 años, vive en Mapasingue oeste y asegura que en su sector es complicado organizar un encuentro deportivo debido a la delincuencia que existe en la zona.
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Una vestimenta ligera, que incluye shorts deportivos, gorras, gafas, mochilas y pupos deportivos, predomina entre quienes acuden a este sitio durante los fines de semana, en especial durante los feriados.
Kenneth Segura es otro joven, que tiene 15 años, cuya actividad preferida de los fines de semana es organizar los partidos de fútbol entre conocidos.
“Juego martes, jueves, sábado y domingos. Realmente esto me apasiona”, dijo Kenneth con entusiasmo.
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También hay jóvenes que prefieren acudir al parque Samanes debido a la calidad de sus canchas, que cuentan con césped sintético.
“Es mucho mejor; en mi barrio no tenemos canchas así”, comentó Jardel, residente del Suburbio de Guayaquil. En su sector, él y sus amigos suelen improvisar espacios para jugar colocando piedras en medio de la calle para simular una cancha de fútbol.
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Según los chicos, para hacer la separación de las canchas, únicamente deben acudir con su número de cédula y alquilarla sin ningún costo. Señalaron que hay que hacerlo con una hora de anticipación.
En los distintos espacios del parque también se distribuyen familias enteras que acuden a conversar y convivir.
Liseth Cevallos estaba sentada debajo de un árbol junto con sus dos hijos y esposo tomando helado. La ciudadana acostumbra realizar esa actividad cada quince días para caminar, pasar tiempo con sus pequeños y también fomentar el deporte en la vida de ellos.
“Mi hijo vino a jugar pelota con los amiguitos y nosotros vinimos a coger aire fresco, para no estar encerrados en casa con el calor”, comentó la madre de familia.
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La tarde transcurre entre risas, bicicletas y patinetas, en un ambiente familiar que se repite en distintos rincones del parque. Otros espacios cuentan con juegos, camineras y áreas de mascotas para el disfrute de distintos grupos.
Mientras tanto, varios emprendedores aprovechan la afluencia de visitantes para ofrecer alimentos, bebidas y otros productos, generando ingresos adicionales.
Así, el parque Samanes se mantiene como un espacio activo donde destaca el deporte, la recreación y la economía popular, puesto que hay comerciantes que se dedican a venta de artículos varios.
Actualmente, el cabildo pone en marcha un plan para mejorar las seguridades de los espacios de estacionamientos, con plumas y mejoras en el personal de guardianía del parque. (I)