“Les doy la bendición. No, no les voy a cobrar nada, pero les pido, por favor, que recen por mí, ¿me lo prometen?”, remarcó el papa Francisco durante su visita del 6 de julio del 2015 en el santuario de la Divina Misericordia, en la vía a la costa.

Aquellas palabras aún resuenan en los pasillos de ese santuario, el primer sitio que recibió al papa en su corto paso por Guayaquil.

Apenas aterrizó en la base aérea Simón Bolívar, en un auto Fiat gris, se dirigió por vía terrestre hasta el templo.

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La visita del papa y la cita con Paquito se recuerdan con regocijo en el colegio Javier

Ahí estuvo alrededor de quince minutos y compartió con religiosos, adultos mayores y personas que padecían distintas dolencias.

Además, en el ingreso se preparó una danza en la zona exterior, y tuvo contacto con el entonces arzobispo de Guayaquil, Antonio Arregui, y el anterior rector del mismo santuario, el padre Carlos Mena.

En la fase preparatoria a la visita, este santuario recibió una comitiva y se lo analizó como locación para la misa campal, incluso se realizaron trabajos en terrenos aledaños por ello.

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“Desde siempre guardó un cariño especial por la devoción al Jesús de la Divina Misericordia, y por eso la idea inicial fue que la misa campal sea en el santuario, justamente en el terreno junto a la iglesia. Se iban a hacer preparativos, pero al final, por recomendación de autoridades del Vaticano y nacionales, se decidió hacer el cambio a Samanes”, recordó el padre Juan Carlos Galvis, rector del santuario, a este Diario.

Luego de su visita, Francisco partió hacia la misa campal en parque Samanes, donde una multitud lo esperaba desde la madrugada de ese día. Al finalizar la homilía, en el papamóvil, el pontífice se dirigió hacia el colegio Javier para reunirse con los padres jesuitas, incluyendo Francisco Cortés.

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Galvis expone pasillo por donde circuló el papa Francisco en julio del 2015. Foto: Francisco Verni Peralta

Con el fallecimiento del sumo pontífice, ocurrido el pasado lunes, en el templo hay nostalgia y se mantiene vivo el recuerdo de su paso por el santuario de la vía a la costa. Desde su visita se guardan algunos artículos relacionados con él.

En el ingreso al santuario, sobre el costado derecho, hay un espacio que mantiene el asiento de madera que utilizó en la misa campal de Samanes y además una casulla que donó Francisco a la curia. Asimismo, hay una pintura de él y una placa conmemorativa.

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En esta última estructura, elaborada en julio de 2015, se indica que la silla fue donada por Silvia Macías de Chaw y que allí permanecerá como fiel testigo de la visita papal. “Su paso fue una bendición para nuestro santuario, que a pesar del cambio de sitio de la misa, él insistió en querer visitarnos”, recordó el padre Galvis.

Entre los recuerdos, el religioso dijo que tienen un saludo enviado y firmado por el propio papa en el décimo aniversario del santuario, en 2023. De ese mensaje se prevé realizar otra placa para que los fieles puedan conocer el escrito al visitar el sitio.

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“Siempre en el santuario rezamos por él y todos los devotos y peregrinos recuerdan que este fue uno de los lugares donde él estuvo”, reflexionó.

Del legado del papa, Galvis expuso que en el santuario se replicarán las oraciones, como se lo ha venido haciendo mientras estaba en vida y convaleciente. “Ojalá que todo ese mensaje que nos dejó de misericordia, solidaridad, pues lo podamos transmitir en cada evento y celebración en el santuario”, expuso el padre.

A futuro, Galvis dijo que se analiza instalar otra placa para que los visitantes conozcan el mensaje dado por el papa en el santuario en su visita.

Por ahora, este domingo 27 de abril se celebrará la misa de fiesta del santuario. Habrá una procesión y una misa, con una recordación especial hacia el sumo pontífice.

El día de la visita, Galvis recordó que él se dedicó a organizar a los obispos en la misa campal de parque Samanes.

“Tuve la oportunidad de estar en la misa a pocos metros del santo padre y la serenidad que transmitía con su mirada, con sus gestos, se sentía muy fuerte”, añadió Galvis.

Los terrenos aledaños al santuario, donde se analizó celebrar la misa, se usan ahora de estacionamiento para los fieles. A futuro se analiza su uso en un proyecto social. (I)