En este proyecto, la escenografía se adelantó al guion. Cuando el director Alex Timbers decidió poner en marcha la creación del musical inspirado Beetlejuice, hace más de 6 años, sabía que contar con un escenario que tuviera el potencial de transformarse y de seguir el ritmo de las ocurrencias de este travieso fantasma, sería vital. La casa tendría que ser uno de los personajes más multifacéticos dentro de la producción.

El elegido para este desafío fue David Korins, productor y diseñador de escenografía y ganador de Creative Emmy por su trabajo en Grease Live! (2016). “Una de las cosas más increíbles que me pidieron fue que lograra que la totalidad de la casa cambiara en cuatro ocasiones. Ha sido uno de los desafíos de diseño más emocionantes porque la casa entera se transforma en múltiples momentos”.

Al principio, la audiencia descubre la propiedad de los Maitland (una especie de casa victoriana de estilo country chic). Luego, la vivienda pasa a ser propiedad de los Deetz quienes la despojan de todo lo que luce antiguo. La tercera transformación ocurre cuando Beetlejuice y Lydia habitan y dominan la casa. Y, finalmente, se produce un cuarto cambio cuando Beetlejuice decide convertir todo el espacio en un programa de juegos.

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El color, naturalmente, juega también un papel fundamental. La escenografía muta desde toda la gama de interiores verde, rosa y lavanda de los Maitland a una paleta de colores apagados de los Deetz (semejante al vestíbulo de un hotel moderno). Todo, sin dejar a un lado la oscuridad del más allá.

Aunque la trama del musical que se presenta en el Winter Garden Theatre de Broadway difiere de la cinta de 1988, la estética y el lenguaje visual de Tim Burton fueron el fundamento para establecer los pilares de la puesta en escena. Korins apostó por homenajear el legado del cineasta en cada detalle. 

“Quería entregar algo que se sintiera holísticamente burtoniano como un género. Regresé a la fuente real: el cuaderno de bocetos de Tim Burton. Miré la obra de todos sus diseños visuales. Queríamos honrar no solo a Beetlejuice la película, sino a todo su trabajo. Estamos citando y citando cosas de Nightmare Before Christmas, Coraline, Edward Scissorhands y muchos más de sus proyectos. Fue un gran rompecabezas”.

“Ir de la casa de los Maitland a la casa de Deetz y luego al juego Beetlejuice representó un gran despegue visual y escultórico”, dice Korins. “Los ángulos usados son lo que yo llamaría una perspectiva forzada para hacer que algo parezca más apretado y elevado. Tim Burton tiene ese perfil de puertas muy específico que existe en cada una de sus películas, e intenté inspirarme, pero no copiarlo por completo”.

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Así, la casa siempre luce sesgada en perspectiva y da una sensación de encantamiento. Las transiciones soprenden porque es uno de esos casos raros en el teatro donde los cambios extremos de escena no se realizan solo en el intermedio, sino que se hacen durante la acción del espectáculo.

Pero además de las grandes transformaciones, pequeños detalles decorativos también resaltan dependiendo de la versión de la casa que se esté viendo. Burton hacía animaciones, mucho antes de hacer películas y ese estilo de dibujo también influyó en la creación del hogar de los Maitland. Cada elemento primero fue dibujado y luego ampliado a escala.

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Hay múltiples trucos de levitación y muchas otras cosas, desde fuegos artificiales, luces de bengala, humo, niebla y cosas que estallan en llamas. No hay pieza sobre el escenario que no tenga algún tipo de efecto, incluso hay un altavoz incrustado con campanas y silbidos. Además de un gusano de arena gigante amenazador que vive en las paredes de la vivienda, y el público no tiene que decir ‘Beetlejuice’ tres veces para que aparezca.

El trabajo de Korins en la escenografía fue reconocido y aplaudido con una nominación a los premios Tony de este año. “He tenido la suerte de ser nominado antes, pero nunca, nunca pasa de moda. Como alguien que creció viendo películas de Tim Burton y que ahora trabaja en el nivel más alto de la escena teatral de Broadway, dando vida a una de estas historias icónicas, me siento honrado y con un gran sentido de responsabilidad”. “Normalmente en un musical regular de Broadway, tienes cuatro diseñadores: escenografía, vestuario, iluminación y sonido. Con Beetlejuice: The Musical, tenemos ocho diseñadores, incluyendo proyecciones, efectos especiales, magia y títeres. Fue una colaboración realmente perfecta. Es difícil mirar nuestro diseño y ver dónde comienzan la iluminación, las proyecciones, el paisaje y dónde empiezan los títeres y los disfraces. Todo está mezclado”.