Es difícil creer que no existe alto grado de afinidad entre el significado de poesía y lo que el amor filial representa, siendo el de madre-hijo el protagonista. A través de la palabra en verso o en prosa, el diccionario define que es posible manifestar la belleza o el sentimiento estético mediante la poesía.

Un poema que hace eco del significado de ese amor es Mamá, de César Brandon Ndjocu, natural de Malabo (Guinea Ecuatorial), y residente en España, quien en abril del 2018 dio a conocer su poesía al mundo en la tercera edición del reality Got Talent, versión España.

En su primera aparición en el programa, el joven que ahora tiene 26 años, afirmó que acudía para intentar “cumplir un sueño que llevaba retrasando mucho tiempo”, y lo consiguió con tres poesías, la última dedicada a su madre que emocionada lo observó desde la asistencia.

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Con la voz trémula y entrecortada, Brandon recitó sus letras logrando atravesar cada fibra de los espectadores y del jurado hasta llevarlos a las lágrimas con estrofas como ‘Mamá, me enseñaste que la vida resumía en pedir disculpas, dar las gracias y decir por favor’.

Esa sería la segunda ocasión que volvería a verla desde que salió a los 18 años desde su país natal en el continente africano, con una beca de cooperación para estudiar Educación Social en la Universidad de Granada, y mientras eso, se enamoraba, publicaba su poesía en redes sociales e intentaba ser un estudiante normal que amaba escribir relatos.

Nace el escritor

Brandon no se autodefine poeta, más bien enfatiza que la forma de su escritura es “como si fuese narrativa, pero al mismo tiempo poesía”, su intención es la de transmitir sus vivencias y ser sincero consigo mismo, escribiendo.

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Proviene de una familia que le ha inoculado el sentido del esfuerzo, la necesidad de encontrar la felicidad y la seguridad de que él vale y mucho.
Otorga el título de inspiración oficial a su madre, a quien claramente dirigió el poema que fue el primer paso de una carrera de éxito en el mundo de la literatura.

“Hola. Esta carta debía haberla escrito hace dos años, así que por esta vez permitirme hablar en primera persona y os prometo que ya acabo” empieza el texto que dejó a más de uno estremecido y con el pensamiento en ese ser que nos trajo al mundo.

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La presencia de su mamá en la final del concurso fue toda una sorpresa que impactó al escritor. “Hubo un momento en el que incluso ahí (en el escenario) me olvidé del poema, porque salí y vi a mi madre ahí y... ‘¡Oh, madre mía, por qué me habéis hecho esto!’, ya luego me pude relajar un poco más”, recuerda Brandon durante una entrevista en el programa español Al Sur.

Sentada en medio del público, pero cerca del escenario, no fue difícil para el joven darse cuenta de su presencia. Al culminar, un fuerte abrazo los unió, él confiesa haberle comentado al oído sobre el olvido de sus líneas al verla, pero ella lo tranquilizó con un ‘no pasa nada’. Nunca se alejaron la mirada mientras el jurado lo calificaba y luego anunciándolo como ganador de la final.

La madre de César luego de su participación en el programa.

Su fama traspasó la pantalla chica con su primer libro Las almas de Brandon, que también cuenta con una versión en catalán y se convirtió en el libro de no ficción más vendido en Barcelona en Sant Jordi en 2018.
El mismo año sacó a la venta su segunda obra literaria, Toda la felicidad del universo, un recopilatorio de historias cortas, cuentos y poemas que invitan a reflexionar sobre el amor, la soledad, el olvido, el dolor, la alegría, la felicidad, la vida y la muerte.

En este libro, cuyos relatos se acercan mucho a su vida, el poeta no pierde la oportunidad de plasmar la admiración y gratitud que siente por su progenitora, y en una de las estrofas rememora un pasaje de su niñez:
“Y qué sabré yo de gigantes Newton, si lo más lejos que he llegado a ver ha sido subiéndome a los tacones de mi madre”. “Gracias a ella estoy aquí”, dice convencido.

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Otro de sus retos fue incursionar en el mundo teatral como guionista de Plan AH!, obra para microteatro escrita junto al director Román Amigó. La historia gira en torno a una joven que acaba de cumplir 18 años y sueña con viajar libre y ser poeta; su familia recurre a la ceremonia africana Buna para resolver el conflicto.

Su último libro lanzado en noviembre del 2019 es Akeva, una historia protagonizada por una chica llamada Agosto en la que va contando sus experiencias y el mundo interno en el que vive; narra cómo es la situación de su familia y su país.
“Lo más difícil ha sido intentar contar la historia de esta chica, que al final es mi historia y la de muchas personas que vienen de Guinea. Eso es lo que me ha resultado más difícil, intentar diferenciarme a mí del personaje”, señala el escritor durante una entrevista en el sitio web compostela24horas.com.

César Brandon ha seguido escribiendo textos, relatos, historias, pensamientos, todos de su autoría en sus redes sociales, desde entonces hasta la actualidad. Además realizó una maestría en Investigación e Innovación Educativa en Ciudad Real.

En cuanto a la literatura sus planes son seguir creando y publicando lo que quiere contar. Sueña con volver algún día a su país y aportar con conocimiento para que sea un lugar mejor; está muy agradecido con todos, pero en especial con su mamá. (C. G. S).

MAMÁ

Hola,

Esta carta debía haberla escrito hace dos años,

así que por esta vez permitirme hablar en primera persona

y os prometo que ya acabo.

Mamá, me encanta escribir a ordenador,

aunque detesto todo lo que trae el Word 2016 como predeterminado.

Sonará extraño, pero es como si la existencia me hubiese concedido la habilidad de leer entre opciones de interlineado

y la verdad es que detesto el cuerpo del Calibri, los once puntos y el 1,0 de espaciado.

Mamá, me enseñaste que la vida resumía en pedir disculpas, dar las gracias y decir por favor.

Y también en guardar cada cinco minutos los archivos de Word, porque en cualquier momento podía producirse un apagón y nos quedábamos días sin luz.

Mamá, gracias por tu gratitud, por todo lo bueno, de preocuparte del cuándo, del cómo, del dónde y con quién salía.

Yo y mi juventud.

A veces contestándote con mala actitud hasta que tú y tus collejas me recordabas que, pa mala, tú.

Mamá, lo siento por entender demasiado tarde que por más veloz que sea el amor a primera vista siempre quedará segundo si se enfrenta al amor de madre.

Por enseñarme que padre no solo es aquel que tiene un hijo, padres son todos aquellos a los que los sueños les quedan pequeños, a lo poco que duermen para cumplirlos y aparte.

Lo siento por buscar lo extraordinario en otros planetas, por contestarte con mensajes cuando ya había encontrado vida en llamarte.

Mamá, ahora, ahora el mundo se detiene cuando hablo, mamá, porque tú te casaste con la felicidad y no firmaste la separación de bienes.

Y ahora... jamás volverá a pasar por mi cabeza la idea de quitarme la vida, porque la felicidad me debe la mitad de todo lo que tiene.

Mamá, tal vez yo solo sea un instante,

como una de esas faltas de ortografía que en el Word 2016 se corrigen solas,

o se borran.

Mamá, tal vez yo sea eso.

Pero yo te quiero recta, a doble espacio y en Times New Roman.

Gracias.