La única Cuenca que conocía hasta ahora Esther Acebo es la de su natal España, apenas a dos horas, más o menos, de su posición en ese país (dependiendo de donde se encuentre, sea por razones personales o de trabajo). A esa ‘Cuenca’ creía que iba a llegar la recordada Estocolmo, de La casa de papel, cuando recibió la invitación al lanzamiento de la marca Porcelanosa, de la cual es embajadora, en la tienda ecuatoriana Kerámikos. Ese evento más bien se realizó en nuestra Cuenca, con más kilómetros de distancia, más horas de trayecto, más altura y más fría que su gemela en Castilla-La Mancha (aunque por esos días, sin lluvias, la capital azuaya se nos presentó muy ardiente, por lo que llevamos los abrigos ‘a pasear’).