Guayaquil fue la primera ciudad ecuatoriana en la que aterrizó la aerolínea holandesa KLM hace 60 años. Esa primera conexión se dio el 17 de julio de 1954 con el cuatrimotor Lockheed Super Constellation.

Desde ahí el traslado de turistas, empresarios y migrantes ha sido ininterrumpido, según sus directivos. Una parte de la evolución que en seis décadas ha tenido la empresa la vivió Sandy Piana, quien labora desde hace 27 años en la aerolínea.

Piana comenzó como secretaria de la gerencia distrital. Cuenta que fue su primer trabajo tras finalizar el colegio y estudiar inglés en EE.UU.

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Recordar sus jornadas en la empresa la emociona, pues dice que ha tenido la oportunidad de ver cambios sociales y tecnológicos. Por ejemplo, cuenta que cuando dejó su labor administrativa para ser agente de aeropuerto local vio cómo se transformó esa infraestructura.

Recuerda que en un invierno el antiguo edificio se inundó y los trabajadores se desplazaban sobre los carros destinados a mover el equipaje. Además cuenta que fue muy duro observar la cantidad de migrantes que salieron del país y ahora es grato ver los reencuentros.

Marie Noelle Landázuri, gerente para Ecuador de la empresa, menciona que en estos últimos años ha habido una tendencia al alza en el número de pasajeros. Es así que desde octubre del año anterior tiene vuelos diarios en la ruta Quito-Guayaquil-Ámsterdam.

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Pieter de Man, vicepresidente de la Delegación Regional Andina y Centroamérica, dice que la relación con Ecuador supera el movimiento de pasajeros, pues en lo comercial operan 12 vuelos semanales de carga con flores.

Trabajábamos con Telex, con máquina de escribir. En KLM me tocó comprar el fax, la computadora. Todo ha evolucionado tanto que no se puede comparar”.Sandy Piana, supervisora de vuelo de la aerolínea KLM