Una fiesta religiosa se vivió ayer en las principales calles del centro y norte de Guayaquil. Con una procesión, danza, villancicos y rezos se conmemoró el nacimiento del Divino Niño.

El intenso sol que se sintió durante la mañana y tarde no doblegó la expresión de fe de miles de feligreses que caminaron unos 19 kilómetros desde la iglesia San Alejo, en el centro, hasta el santuario del Divino Niño, en Mucho Lote 2 (autopista Narcisa de Jesús), en agradecimiento por las bendiciones recibidas.

Otra marea de católicos llegó al mismo sitio, pero salió de la iglesia Nuestra Señora de la Alborada. En ambas caminatas, los asistentes se turnaban para cargar las tres imágenes del Divino Niño. Una es considerada milagrosa por haberse salvado en el incendio que azotó el sector de la Bahía Huayna Cápac en 1997.

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Cecilia Villao fue una de las devotas que acompañó la procesión que se efectúa desde hace 17 años, cuando empezaba en el centro y terminaba en el santuario del Divino Niño, de Durán.

Ella aseguró que su fe le da fuerzas para seguir luchando por su nieta, de 7 años, que padece de una discapacidad física. Su fe, dijo, siempre ha estado presente en su vida, solo hubo una ocasión que dudó de Él, cuando perdió a su hija hace una década.

“Yo también estuve a punto de morirme por una complicación médica. Casi un año estuve lejos de Jesús, pero luego entendí que Él me salvó para cuidar a mis hijos y a mi nieta. Tal vez si tenía a mi hija, posiblemente también con alguna discapacidad, no hubiese podido hacerme cargo de mi nieta”, expresó la mujer, mientras abrazaba la imagen del Divino Niño que suele permanecer en un altar, en la sala de su casa.

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Así como ella, decenas de fieles llevaron cuadros y afiches del Divino Niño. Mientras caminaban, el grupo folclórico Prendidos en la Fe, de la parroquia Nuestra Señora de los Remedios, situada en Florida Norte, bailaba los villancicos que entonaba una banda musical.

Los asistentes acompañaban con las palmas y coreaban los temas como Los peces en el río, Bienvenido seas, Burrito sabanero, entre otros.

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Eran las 14:00 y la procesión de la Alborada llegaba a la autopista Narcisa de Jesús, mientras que la del centro, a esa hora, subía el paso a desnivel de la avenida Pedro Menéndez Gilbert, que la conecta con la Benjamín Rosales.

A las 17:00 se tenía previsto la llegada de los fieles a los terrenos donde se construirá el santuario del Divino Niño, en Mucho Lote 2, en donde se oficiaría una misa. En esos terrenos se empezará la construcción del templo en el 2015. (I)

Testimonios

María Torres, de 48 años

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“Las cosas de Dios son perfectas. Por eso vine con mi familia para festejar su nacimiento y sobre todo para agradecer por todo lo que nos da cada día, la unión de nuestra familia. Solo faltó mi esposo, no pudo venir porque le tocaba trabajar. Y justamente vengo a pedirle que le calme los dolores que siente en las piernas y que le siga dando salud a mis seres queridos. Siento una alegría infinita estar aquí. Tengo ocho años viniendo a la procesión y siempre traigo a la imagen de mi Divino Niño. A Él nos encomendamos siempre”.

Gonzalo Flores, de 36 años

“El año pasado vine a la procesión para pedirle junto a mi esposa que nos dé la bendición de ser padres y este año vine a agradecerle por haberme concedido el milagro. Mi hija nació hace dos días y estoy muy feliz. No he dormido casi nada porque he estado pendiente de mi esposa e hija, pero igual estoy aquí para agradecerle y pedirle que nos siga bendiciendo y guiando. Soy devoto al Divino Niño desde mi juventud, cuando estaba en la universidad, ahí empecé a conocerlo y hoy soy feliz, gracias a Él”.

Cristóbal Álvarez (43 años)

“Tengo 17 años asistiendo a la procesión del Divino Niño, cuando empezaba en la Bahía (iglesia San Alejo) y terminaba en el santuario (del Divino Niño) de Durán. Mi madre me inculcó la devoción a Jesús y ahora yo se los enseño a mis hijos".