“El muelle está inseguro”, asevera Gregorio Vallejo, quien vive en el recinto San Miguel, ubicado a cinco minutos de la cabecera cantonal de Samborondón. Él, como decenas de estudiantes y trabajadores que usan a diario el transporte fluvial para trasladarse al área urbana del cantón, debe atracar en el desembarcadero del malecón que está siendo arreglado por el Municipio.