La cocina, la pesca, coleccionar cascos e ir a la playa son las actividades que disfruta en sus ratos libres el primer jefe del Benemérito Cuerpo de Bomberos de Guayaquil.

Martín Antonio Cucalón de Ycaza, guayaquileño e hijo de un exjefe bomberil, dirige la institución desde hace 8 años. Su labor de voluntario se inició en junio de 1985.

Con 49 años, Cucalón, quien tiene un hermano gemelo que también fue jefe de Bomberos de Guayaquil, recuerda que en esa época junto a diez amigos entró a la institución por la cercanía que desde su niñez tuvo al observar a su progenitor, Genaro Cucalón. Él lideró la institución, en dos ocasiones, en 1951 y 1959.

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El coronel cursó sus estudios en el Colegio Javier y llegó a tercer año de la carrera de Marketing y Publicidad. De allí, se involucró en el cuerpo bomberil, tarea que comparte con su labor empresarial en una cadena de electrodomésticos y artículos del hogar.

Su jornada la divide entre la empresa y los bomberos, entidad en la que pasa de 13:00 a 15:00, de lunes a viernes. Los sábados por la mañana dedica un espacio para la entidad.

Cucalón se autodescribe como un jefe exigente y disciplinado. Agrega con orgullo que Diego, su segundo hijo, de 21 años, sigue la tradición familiar, pues es voluntario.

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Alejado del fuego y las tareas de peligro, destaca que el ritmo de la música bossa nova le transmite tranquilidad al llegar a su hogar, ubicado en la avenida Samborondón. También es aficionado a la música del cantante Elton John.

En la temporada de playa disfruta del sol y la brisa de la playa de Capaes, localizada en la Ruta del Spondylus, a la que prefiere ir por su tranquilidad. Pero no es su único pasatiempo. Gusta de navegar con sus cuatro hijos (Martín, Diego, Nicolás y Juan Sebastián) desde la zona de Puerto Azul hasta el golfo de Guayaquil y pescar en esa zona.

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Casado desde hace 25 años con Denisse Knopf, Cucalón además tiene una inclinación a buscar la innovación en técnicas de parrillada. Y ese es un hobby que lo practica con sus amigos. La caja china o la cruz son algunas de las modalidades. “Los resultados son espectaculares”, comenta.

En el estudio de su casa mantiene una colección. Entre esos destacan 150 cascos de bomberos y 11 hachas de origen francés, chileno, argentino y alemán. (I)