Aunque el nivel del agua baja con relativa rapidez con relación al noroeste de la ciudad, donde en muchas zonas no hay alcantarillado pluvial, el norte y sur también tienen sectores que se inundan con fuertes aguaceros durante las etapas invernales, incluida la de este año, que tuvo en abril el mes en que más llovió con 312,1 milímetros (1 mm equivale a 1 litro de agua por metro cuadrado).

La intensidad rebasó el promedio normal de dicho mes que, según el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), es de 207,2 mm.

La eventual presencia de lluvias por encima de la media establecida es un escenario que vaticinan las entidades que supervisan los cambios climáticos pues, según pronósticos, los estragos del fenómeno de El Niño se sentirían desde noviembre.

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En la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur, la principal de la ciudadela Alborada, Juan Alvarado recuerda que en el invierno anterior en varias ocasiones se formaron ríos en el tramo que va de la José María Egas a la Benjamín Carrión.

“La ventaja aquí es que el agua no demora mucho para drenar, digamos que en media hora baja el nivel”, dice el comerciante que también identifica a las calles Segundo Cueva y José María Roura como inundables cuando llueve fuerte.

Gonzalo Pereira, presidente del comité de Los Ceibos, señala que esa misma ventaja hay en dicha ciudadela, desde la construcción de la av. del Bombero. Allí también se registran anegaciones en la calle 47 NO, la de ingreso al colegio Alemán.

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Lo mismo ocurre en avenidas como la Tanca Marengo, por la ciudadela Martha de Roldós y en Urdesa. En el sur, pasa en el barrio Centenario, cdla. Nueve de Octubre y otras.

En cambio, Fernando Pico, morador de Sauces 5, comenta que en mayo pasado su casa se inundó producto de una fuerte lluvia y el agua tardó casi un día en drenar. Aquello se produjo porque el aguacero coincidió con un periodo de aguaje que elevó el nivel del mar, del río Guayas, y el estero Salado.

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José Santos, coordinador del programa de cambio climático de la Escuela Superior Politécnica (Espol), explica que eso podría ocurrir en caso de que se presente el fenómeno de El Niño en los próximos meses.

Cita que Guayaquil, según un estudio del Banco Mundial, es la tercera ciudad del mundo más propensa a inundaciones, porque algunas zonas urbanas (norte, centro y sur) están a 4 metros sobre el nivel del mar. Y en periodos de aguaje, agrega, el agua del mar, ríos y esteros, asciende hasta 3,50 metros. “Toda la ciudad se convierte en una poza”, expresa.

Ayer, el alcalde Jaime Nebot resaltó que ahora la urbe tiene una infraestructura que no había en los fenómenos de los años 1982 y 1997. (I)