Un sentimiento de nostalgia matizó ayer la jornada de quienes siguieron de cerca la labor pastoral de monseñor Antonio Arregui, arzobispo saliente de la Arquidiócesis de Guayaquil, quien en diciembre próximo será reemplazado por su homólogo de Cuenca, Luis Cabrera.

A más de su huella como líder espiritual, Arregui, de 76 años, deja un legado social palpable, sobre todo, en los sectores más necesitados, opina Sonya Ramón, directora de la escuela Richard Cardenal Cushing, de la 30 y Gómez Rendón, suroeste.

Ese es uno de los 30 planteles que conforman la Red de Escuelas Arquidiocesanas (REA), regentadas por la Curia local, una iniciativa impulsada por monseñor Arregui.

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Estos establecimientos son particulares, pero tienen un costo cómodo con relación a otros planteles privados.

“Él trata siempre de que haya una educación excelente, por la ayuda que siempre nos da. Apoyo religioso, espiritual, económico y de capacitación”, refiere Ramón, y agrega que en esa escuela básica los estudiantes pagan una pensión de $ 33.

Otros centros con similar e incluso menor tarifa se ubican en la cooperativa Sergio Toral (noroeste), Guasmo norte (sur) y en el suburbio guayaquileño.

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El obispo auxiliar, monseñor Iván Minda, resalta que el fortalecimiento de estas instituciones educativas es una de las obras de Arregui, que está seguro continuará su sucesor.

“Consideramos que la educación es parte de la misión de la Iglesia”, cita el clérigo.

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La salud también fue uno de los aspectos que captaron la preocupación del arzobispo saliente, a quien compañeros como el padre Rómulo Aguilar definen como un pastor no muy amiguero, pero siempre preocupado del prójimo y de fortalecer la fe, desde la familia.

La Red de Dispensarios Médicos de la Arquidiócesis (Redima), con 43 centros de atención en Guayas, Santa Elena y Los Ríos, es el fruto del trabajo en este campo.

Elvira Alvarado, coordinadora de la red, afirma que aunque muchos de estos dispensarios ya existían, Arregui fortaleció la unificación de los mismos.

“Eso hizo fortalecer también a cada centro, porque se creó la distribuidora de medicamentos que tenemos para todos”, dice.

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Comenta que mensualmente la red atiende entre 50 y 60 mil pacientes de bajos recursos.

“Atendemos a gente de todas las clases, pero principalmente viene gente pobre porque el servicio es económico”, cita.

En su rol pastoral, monseñor Arregui, colaborador de la creación del Banco de Alimentos Diakonía, no ha estado exento de críticas por parte de los políticos. El más reciente roce se dio con el actual gobierno semanas atrás, por emitir comentarios sobre el proceso de diálogo oficial. Aquello, considera la Iglesia católica, es un episodio superado. (I)

CRONOLOGÍA
1965

Su labor pastoral empieza en Quito, como vicario general del Opus Dei para el Ecuador, juez de los tribunales eclesiásticos de la Conferencia Episcopal y de la Arquidiócesis de Quito.

1985, enero
Designado coordinador de la visita papal de Juan Pablo II al Ecuador.

1990, enero
Es nombrado obispo auxiliar de Quito y en septiembre de 1995 como obispo de Ibarra.

2003, mayo
Empieza arzobispado de Guayaquil, uno de sus legados fue impulsar el proceso de canonización de santa Narcisa de Jesús. En abril de 2008 fue elegido presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE).

2009
Recibe el reconocimiento Cardenal Von Galen Award, por su destacada defensa de los derechos humanos y de la posición de la Iglesia católica en defensa de la vida.

2015, julio
Coordinó la visita del papa Francisco a Guayaquil.