Andrés Chiriboga, de nacionalidad ecuatoriana y residente en Miami, habia planeado desde el mes pasado vacacionar durante cuatro días junto a su esposa, Sonia Romero, en las playas de la isla San Martín, ubicada en el Caribe.Y así fue, <a href="https://www.eluniverso.com/noticias/2017/09/07/nota/6369424/devastacion-caribe-tras-paso-huracan-irma" target="_self"><strong>el día sábado 2 de septiembre partieron vía aérea desde Miami hacia aquella isla, sin imaginar lo que tendrían que vivir días más tarde a causa de la llegada del devastador huracán Irma</strong></a>, lo que nos narró la noche del jueves tras contactarnos con él vía telefónica a su lugar de residencia en Miami.Chiriboga refirió que los dos primeros días transcurrieron sin mayores contratiempos, pero ya <a href="https://www.eluniverso.com/noticias/2017/09/05/nota/6366544/huracan-irma-alcanza-categoria-5-su-camino-hacia-caribe-sur-estados" target="_self"><strong>"la noche del domingo 3 nos enteramos que la gente de la isla estaba comenzando los preparativos para recoger todo lo que pudiera convertirse en proyectil durante el paso de Irma".</strong></a>"El hotel nos informó que antes de las 19:00 del lunes 4 debían estar todos los huéspedes atrincherados y tener comprados los alimentos no perecibles para pasar en sus habitaciones mientras dure el paso del huracán", agregó.<strong>"Había dos opciones para retornar a Miami, una era el martes 5, pero al comunicarnos con la aerolínea nos indicaron que ya no había cupo</strong> y que esperáramos al jueves 7, sin imaginarse la aerolínea lo que posteriormente iba a pasar", recuerda Chiriboga.Lo más fuerte estaba por llegar"Pasamos la noche de ese martes preocupados por la llegada del huracán Irma que ya comenzaba a causar estragos y <strong>en la madrugada del miércoles 6, a eso de las 02:00, ya nuestro cuarto se comenzaba a llenar de agua,</strong> que se filtraba por la puerta y el ventanal del balcón, por lo que junto a mi esposa Sonia nos encerramos en el baño e hicimos un pequeño búnker con lo que encontramos allí. Hasta ese momento aún teníamos energía eléctrica y podíamos seguir enviando mensajes a nuestros familiares", destaca.Chiriboga narra que <strong>"a eso de las 04:00 se cortó la luz y desde ese momento sólo escuchábamos el rugir del viento y sentíamos una presión en los oídos</strong>. El ventanal del balcón ya había cedido por la fuerza del viento y el agua estaba ya cerca de la puerta del baño donde estábamos atrincherados. Se oía que el yeso del cuarto de baño traqueteaba y comenzábamos a sentir calor, ya que en ese lugar no había ventanas. A las 06:30 ya pudimos ver algo de claridad a través de las rendijas de la puerta del baño y abrimos la puerta una media hora para tratar de ver cómo estaba nuestra habitación, que la observamos toda revuelta por la fuerza del viento".<em>ISLA SAN MARTÍN. A la izquierda, el cuarto de baño de la habitación del hotel, que fue utilizado como refugio por Andrés Chiriboga y su esposa. Al centro, los daños que sufrió el hotel. A la derecha, así quedaron algunos vehículos en las calles de esta isla, tras el paso del huracán Irma. Cortesía</em><a href="https://www.eluniverso.com/noticias/2017/09/06/nota/6367903/huracan-irma-golpea-islas-caribe" target="_self"><strong>"Cuando logramos salir de la habitación, vimos la destrucción en el hotel y que aún estaba por venir la segunda parte del paso del huracán</strong></a>, por lo que buscamos otro refugio. Fuimos a la habitación contigua donde nos recibieron otros huéspedes y en total permanecimos allí siete personas a punta de agua y mirando por la ventana lo que pasaba afuera. Cerca de las 11:30 pudimos salir de la habitación, con celular y cámara en mano para grabar la destrucción, mientras en el lobby del hotel reunían a los huéspedes para ver cómo nos encontrábamos y poder reubicarnos en otros cuartos. <strong>Sin luz, sólo con los víveres almacenados el día anterior y bañándonos con una botella de agua que era para beber,</strong> así pasamos el resto del día 6", resalta Chiriboga. "<strong>Un día y medio después volvió la luz</strong>, pero no podíamos cerrar la puerta del cuarto porque el sistema era eléctrico, con lectores de tarjetas que aún estaban húmedos, por lo que <strong>tuvimos que dormir con un ojo abierto y otro cerrado ya que la puerta estaba entreabierta y sólo había una silla cruzada para que la puerta no se cerrara</strong>. Todos los que estaban en el hotel se mostraban solidarios, nos apoyábamos unos a otros y llegamos a un mini market, que no se había destruído, donde había que hacer filas para entrar y poder comprar lo que necesitáramos. Todos respetaban su turno y estaba todo bien organizado."<strong>Allí encontramos a una familia colombiana que estaba con una niña y que sólo tenían $ 15 en efectivo</strong> y les ayudamos comprando cereal, gelatina, macarrones, agua, y antes de ir a pagar nos dimos cuenta que no nos alcanzaba el dinero, por lo que un señor que estaba adelante nuestro sacó $ 20 y nos dijo que compráramos lo que necesitáramos", continuó relatando Chiriboga.<em>Aquí cuando eran evacuados Andrés Chiriboga y su esposa, Sonia Romero, junto a otras 78 personas, en un avión de las FF.AA, de EE.UU. hacia San Juan, en Puerto Rico. Cortesía</em>El rescateChiriboga comenta que "luego <a href="https://www.eluniverso.com/noticias/2017/09/12/nota/6378181/aerolineas-reagendan-vuelos-segun-operatividad-aeropuertos-fort" target="_self"><strong>nos invadió la incertidumbre de cómo íbamos a salir de la isla porque el aeropuerto estaba totalmente dañado</strong></a>. El sábado 9, a eso de la 01:00 nos avisan que hay una reunión en el lobby para informarnos que estaba por llegar un avión de EE.UU. para rescatar a la gente."<strong>A las 06:00 enviaron unos buses para llevar al aeropuerto a los turistas</strong>. Como al llegar a la isla nosotros habíamos alquilado un carro, lo fuimos a buscar y como lo habíamos dejado bajo techo no había sufrido daños y en el mismo nos fuimos junto a la familia colombiana hacia el aeropuerto. Las instalaciones de la empresa que alquilaba los vehículos estaban destruídas, por lo que decidimos dejar el carro en el aeropuerto y después al llegar a Miami comunicarnos con ellos para hacerles llegar la llave."<strong>Había unas 1.500 personas en el aeropuerto</strong> y se hizo varias filas con los turistas que se encontraban en los diversos hoteles. Vimos un avión tipo Hércules de las FF.AA. de EE.UU. junto a un grupo de holandeses que fueron a rescatarnos. <strong>Nadie sabía adónde nos iban a llevar, ni a qué hora salíamos, o cuánto demoraría el vuelo</strong>", resalta Chiriboga."A eso de las 09:30 nos pidieron a unas 80 personas que abordemos ese avión, tras escucharse los aplausos y agradecimientos a los marinos estadounidenses. <strong>El capitán del grupo de marinos escribió en un cartel que íbamos hacia San Juan, Puerto Rico, y que llegaríamos en unos 45 minutos</strong>. Al llegar a San Juan nos recibió la Cruz Roja para constatar cómo estábamos y nos dieron vituallas, agua y asistencia médica. De ahí tocaba ver las opciones de hoteles que nos daban y comenzaba otro mini calvario porque <a href="https://www.eluniverso.com/noticias/2017/09/12/nota/6378181/aerolineas-reagendan-vuelos-segun-operatividad-aeropuertos-fort" target="_self"><strong>no podíamos regresarnos enseguida a Miami ya que el huracán iba en dirección para allá y el aeropuerto de esa ciudad estaba cerrado</strong></a>", destaca.Regreso a casa"<strong>La aerolínea finalmente nos puso el retorno para el jueves 14 y llegamos a Miami</strong> a las 14:00 adonde nos esperaba uno de mis tres hijos, Andrés Eduardo. Fuimos a casa y vimos que todo estaba desordenado por el paso del huracán, pero no hubo mayores daños e incluso la energía eléctrica retornó justo cuando llegamos", finalizó Chiriboga en su relato y ya con un poco más de calma, tras lo vivido en la isla San Martín por el paso del huracán Irma. (I)