En un templo de Bangkok, unos monjes cantan al lado del diminuto ataúd rosa en el que reposa Dólar, un perro de raza shih tzu, que fue despedido en la tradición budista con un funeral que costó unos 600 dólares. La dueña de Dólar, Pimrachaya Worakijmanotham, se seca las lágrimas mientras mira por última vez a su mascota de 6 años, a la que llama “su bebé”.

“Esta es la última vez que voy a estar con ella, así que quiero que Dólar reciba cosas buenas”, dice Pimrachaya, vestida de negro y lentes oscuros, delante de una foto enmarcada del perro, con un pelaje gris y blanco.

La ceremonia para despedir a Dólar no es un caso aislado y en Bangkok, donde las tiendas ofrecen una amplia gana de vestidos para los animales, así como carritos y piscinas para perros, florecen muchos negocios en torno a los animales de compañía.

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Muchos templos budistas ofrecen funerales de todo tipo. Incluso hay salidas especiales por el gran río que atraviesa Bangkok para que los propietarios lancen las cenizas, como lo harían en el caso de cualquier ser querido.

En este reino budista donde se funden religión y creencias, algunos dueños consideran que los monjes aumentan las posibilidades de que los animales reencarnen en un ser más evolucionado. “En esta vida, ella no pudo ir al templo para hacer méritos por ella. Esto es lo único que puedo hacer”, cuenta Pimrachaya.

Esta tendencia no es exclusiva de Tailandia y en Japón también se celebran estos rituales. Además, en Bangkok, los perros no son los únicos privilegiados y los dueños de gatos y de monos se despiden de sus mascotas como si fueran humanos. “Si la reencarnación existe, por favor vuelve como mi hija y no bajo la forma de un animal”, pide en lágrimas Tipaporn Ounsiri, recordando a su husky.

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Heerawat Sae-Han, fundador de Pet Funeral Thailand, dijo que su empresa crema a más de 200 animales cada mes, una lista que incluye gatos, perros, reptiles y monos.

Estos servicios refleja la menor disponibilidad de espacios públicos en la capital tailandesa. “Antes, los enterrábamos en parques autorizados o en el jardín trasero de las casas, pero ahora es poco frecuente encontrar uno en Bangkok”, explicó Phrakru Samu Jumpol, monje del centro Wat Krathum Suea Pla. Su templo tiene un acuerdo con la empresa de Theerawat y ahora tiene salas especiales y cámaras de cremación. (I)