El 81,2% de las empresas familiares del Ecuador funciona en ocho sectores: comercio, las actividades profesionales, científicas y técnicas, inmobiliario, construcción, transporte y almacenamiento, industria, servicios administrativos y en la agricultura, ganadería, pesca y silvicultura.

Las firmas familiares representan el 90,5% del tejido empresarial legal. En este grupo se incluye a las que tienen un accionista o varios con el mismo apellido y que posean más del 50% de la compañía. Así lo estableció un análisis del Centro de Investigaciones y de la Unidad de Estudios y Desarrollo de Empresas Familiares de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) en alianza con el Instituto de Empresas Familiares de España y el Banco del Pacífico.

El estudio, cuyo resultado final se presentará en septiembre próximo y en el 2019, anota que el 66% de las empresas grandes, el 88% de las medianas y más del 90% de las pequeñas y microempresas son familiares.

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Enrique Martínez, de 62 años, es uno de los que empezaron a inicios de este siglo un emprendimiento familiar. Él acumuló experiencia como empleado privado desde 1975 en un consorcio alemán que comercializaba fármacos e insumos médicos.

Así surgió una empresa como persona natural que evolucionó hasta convertirse en Farmadial, un prestador externo de servicios médicos del Estado. “La idea que tuvimos con mis hijos que estudiaban en el extranjero fue hacer nuevos centros de diálisis”, dice.

El proyecto tomó forma en el 2003 con la instalación del primer centro de diálisis particular en la ciudadela La Herradura, en el norte de Guayaquil. Después se instaló en Milagro, Balzar, La Troncal y el último en Daule hace cuatro años. En estos cinco centros de diálisis hoy trabajan 300 personas.

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Su primer hijo, Xavier, como abogado, se encarga de la parte laboral. Jorge maneja lo financiero. “Nos costó cinco años más o menos sacarla a flote”, dice Enrique, quien afirma que lo más complicado es encontrar capital. En Ecuador no se puede pensar en dar servicio médico sin tener un convenio con el Estado, añade.

De ahí que deben aguardar el pago de las facturas. “El Ministerio de Salud Pública nos ha pagado hasta noviembre y el Seguro Social hasta octubre pasado”, revela Enrique.

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Marcelo Andrade, director de la Unidad de Empresas Familiares de la UEES, afirma que la tónica del tejido empresarial ecuatoriano ha sido que un emprendedor arranca con una idea, la pone en práctica, constituye una empresa pequeña. Y luego se van incorporando los familiares: la esposa, los hijos y hasta los nietos.

Las empresas familiares generan más retos con el tiempo. Desde cuándo es el momento de retirarse y dejar la posta por completo a los hijos hasta cuántos familiares se pueden involucrar sin que se convierta en una agencia de empleo o el nivel de remuneración a pagar a cada uno son parte de las interrogantes.

Gabriel Rovayo, presidente de EFQM Sudamérica Pacífico para Chile, Perú y Ecuador y titular de la Consultora Roadmak Solutions, afirma que entre las claves para el buen manejo de una empresa familiar está “ser claros al momento de delegar las funciones y las reglas del juego”. Al igual que encomendar los cargos en función de las habilidades de los socios. “Así cada uno de los miembros de la familia disfrutará realizando lo que mejor sabe hacer y podrá explotarlo al máximo”.

Rovayo aconseja, además, separar la relación familiar de la laboral y recomienda que nunca se trasladen los problemas y conflictos familiares a la organización de la empresa. “Es conveniente separar los tiempos y establecer unas horas para trabajar y otras para el tiempo libre o para tratar temas estrictamente familiares. Lo que, a mi criterio, quiere decir, incluso, que estos deban tratarse en espacios diferentes a los de la empresa”, señala.

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Un error que ocurre habitualmente en las empresas familiares de varias generaciones, agrega Rovayo, es un exceso de puestos directivos, creados para miembros de la familia pero que no tienen un contenido específico real.

“Cuando esto suceda en su organigrama, revíselo porque de lo contrario se estarán permitiendo situaciones de ineficacia que van en contra del beneficio general de la compañía”, dice. Sin embargo, para el consultor, un punto neurálgico es prever la sucesión. (P)

La tónica es que un emprendedor constituye la empresa, la desarrolla. Luego, si la vida le permite, empieza a delegar en sus hijos la gestión... Después se va incorporando a hijos y nietos.Marcelo Andrade, de UESS