La magia de la flauta se traslada a la magia del ambiente. Todos a la espera de que se desvele el secreto: ¿cómo se fusionó la música de Mozart con la Orquesta de Instrumentos Andinos? La historia comienza con un diálogo en señas ante el silencio de un público dispuesto a colaborar y a disfrutar.

De a poco, el silencio va dando paso a la acción y a la música. Un príncipe se pierde y es rescatado por mujeres bellas, entre quienes está una princesa. El príncipe se enamora de la princesa y comienza una historia en la que está presente el Rey Sol, aquel astro que también hace magia porque a través de “su contacto y con sus primeros rayos se puede nutrir de su energía, se medita con su luz, y al que se le pide el equilibrio entre la naturaleza, el ser humano y el cosmos”.

La ópera La flauta mágica de los Andes ya está en temporada, en el Teatro Nacional Sucre. Su preestreno, el pasado miércoles, fue exitoso. Una larga fila, que cruzaba la céntrica e histórica Plaza del Teatro, daba cuenta del interés del público. Adentro más 300 artistas, entre músicos, actores, escenógrafos, diseñadores... esperaban mostrar el fruto de más de un año y medio de trabajo.

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Y a pesar de que la directora de la obra, Chía Patiño, al abrir la ópera precisó que se trataba de un ensayo, los continuos y fuertes aplausos cuando terminaban las escenas, demostraban que la tarea iba saliendo perfecta, que todo lo intensamente ensayado y reensayado, estaba saliendo tal como se había concebido, gracias al talento y a la entrega de un admirable amante del escenario.

Sobre la ópera y sus vivencias personales, Chía Patiño confiesa que “emprendí un necesario viaje de aprendizaje y conocimiento a lo profundo de nuestras raíces. Ese viaje me ha llevado a redescubrir esta maravillosa cruz andina, nuestra cruz del sur, nuestra chakana (escalera o puente) que guía con amorosa luz y sin látigo, sin lastres, sin remordimiento (...). Descubrí la magia de la chakana mientras estudiaba Mozart, ese Taita Mozart que hoy renace con la potencia de su música, aquel único y verdadero lenguaje universal, y que así además transparenta con su flauta mágica nuestra cosmovisión andina”.

En una entrevista anterior Patiño manifestó que la obra “es una simbiosis que resultó ser natural”. “Si Mozart estaría vivo se encontraría feliz y estaría componiendo para la Orquesta de Instrumentos Andinos. Mozart usó lo que tenía en su tiempo y nosotros usamos lo que tenemos en el nuestro”.

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La estadounidense Carmen-Helena Téllez es la directora musical de la obra. Ella resalta que la obra es “especial porque tiene varios niveles de entendimiento, posee melodías que tienen un sentido popular, que representa al hombre común, pero a la vez tiene personajes arquetípicos, con ciertos aspectos morales. Trata de hacer una descripción de toda la sociedad a través de distintos estilos musicales de una manera muy entretenida y emocional”.

La ópera La flauta mágica de los Andes estará en temporada, en el Teatro Sucre, en Quito, hasta el 24 de junio. Entradas: $ 20, $ 30 y $ 50. (I)