Al mediodía del miércoles último, en el Valle de Quijos, Baeza, en la provincia de Napo, se detuvo a dos tractomulas tipo cisterna con más de dos toneladas de clohidrato de cocaína en su interior. El decomiso se transforma en la más importante, en términos de volumen, para la Policía Antinarcóticos en lo que va del 2018.

Agentes de la Unidad de Inteligencia Antinarcóticos y el Grupo Móvil Antinarcóticos apostados en el control de Baeza fueron quienes detuvieron a los vehículos, uno de origen ecuatoriano con placas QBA-1102 y otra colombiano con placas SDL-851. Sus conductores, ambos de origen colombiano, no habrían respondido con coherencia a las consultas de los agentes y también habrían demostrado nerviosismo.

El general Carlos Alulema, director Nacional Antinarcóticos, calificó a este decomiso que constaba de 1.060 paquetes en un automotor y 770 en el otro camión como el más importante que han realizado en lo que va en el 2018.

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El oficial explicó que el alcaloide ingresó por el puente de San Miguel, en la frontera con Colombia, e iba a llegar inicialmente a Quito, desde donde se trasladaría hasta la costa ecuatoriana. Por el volumen del decomiso se cree que el destino final de la droga era Estados Unidos y además se presume que todo el cargamento pertenece a una misma organización delictiva, debido a que todos los bloques descubiertos en compartimentos clandestinos tenían el sello de un tiburón.

El cargamento incautado estaría valorado en cerca de $70 millones. Entre Fiscalía y Policía no solo se investiga a qué organización pertenece el alcaloide, sino también a quienes responden los extranjeros detenidos: Victor Hugo C. y Yoni M. (I)