Florence azota desde ayer con fuerza sobre la costa atlántica de EE.UU. con inundaciones catastróficas y vientos que han dejado al menos cuatro muertes y cientos de miles de personas sin electricidad.

Llegó a la costa de Carolina del Norte como un huracán categoría 1, pero al poco tiempo bajó su intensidad al de una tormenta tropical, sin que esto disminuya el riesgo de los habitantes de este estado y los de Carolina del Sur y Virginia.

Uno de los primeros puntos afectados por Florence fue la ciudad de Wilmington, Carolina del Norte, donde ocurrieron los primeros dos decesos. “Una mujer y su bebé murieron cuando un árbol cayó sobre su casa. El padre quedó herido” y está hospitalizado, escribió en Twitter la policía local.

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Además habitantes de Wilmington indicaron que la fuerza del viento rompió ventanas y arrancó árboles de raíz. Calles permanecían bloqueadas por troncos y ramas.

Entre las otras dos víctimas, una sería una mujer que había sufrido un ataque cardiaco.

“Una amenaza importante persistirá durante las próximas 24 a 36 horas”, dijo Jeff Byard, de la Agencia Federal para el manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) después de que Florence tocó tierra ayer cerca de Wrightsville Beach, otro punto muy afectado por la tormenta.

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“La tormenta está causando estragos”, afirmó el gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper. Más de 722.000 personas se habían quedado sin electricidad en Carolina del Norte, donde viven unas 10 millones de personas.

Las autoridades estaban preocupadas por el daño que pueden provocar las inundaciones, incluso en comunidades enteras durante días. En New Bern, Carolina del Norte, el río Neuse subió tres metros y al menos 150 personas esperaban ser rescatadas.

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“En unos pocos segundos, el agua subió hasta la cintura, ahora está a la altura del hombro”, contó Peggy Perry, quien se refugió con su familia en la parte más alta de su casa.

El experto del Servicio Meteorológico Nacional Brandon Locklear estimó que Florence podría hacer caer el equivalente a lo que llueve en ocho meses durante dos o tres días.

Más de 60 personas alojadas en un hotel en Jacksonville, Carolina del Norte, tuvieron que ser rescatadas después de que una parte del techo colapsó.

Byard dijo que algunas áreas inundadas son demasiado peligrosas para que incluso los rescatistas puedan ingresar.

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Se espera que hoy el ojo de la tormenta siga dirigiéndose tierra adentro sobre las Carolinas para luego enfilar al norte a principios de la próxima semana, hacia Virginia y la capital Washington DC. (I)